La prensa española se está haciendo eco de la noticia que en el Aeropuerto de Mallorca se venden latas con aire de la Isla como recuerdo turístico. Se venden en másquinas expendedoras en latas con fotos de la Isla a un valor de 3,50 euros cada una.
En Uruguay la idea no es nueva, hace varias décadas, Casapueblo ya vendía latas con aire de Puntadel Este y el valor agregado de una etiqueta que lucía los característicos signos y letras del genial Carlos Páez Vilaró.
Si bien en España la iniciativa mallorquina despertó algunas críticas por el hecho de “vender aire”, en el caso de Casapueblo nada nos parecía más apropiado.
El souvenir – recuerdo, de “se souvenir”, recodar- se ofrece solo como eso y qué mejor recuerdo nos llevamos de Punta del Este que ese cielo brillante, el olor a mar y el perfume de los pinos, su atmósfera, su energía, su ambiente. Es decir, su aire. En este caso materializaba el encanto inmaterial de nuestra ciudad-resort.
El souvenir
Los viajeros compran souvenirs como un recuerdo, un testimonio de un lugar donde estuvieron, especialmente si le llegó al corazón.
Puede ser una jarra de café, una T shit., una Sacher tarte de Viena, una camista de los All Blacks de Nueva Zelanda, o una colorida cinta del Senhor do Fim de Salvador o las ´pulseras de pelo de elefante africano que casualmente lucia el propio Carlos Paéz Vilaró.
Fomentar la producción de souvenirs auténticos y de calidad tiene que ser una preocupación de los destinos turísticos ya que no solo mantiene el recuerdo de quienes los adquieren si no que transmite la imagen de quienes lo ven. De hecho, la decisión de un viaje puede estar ligada a recuerdos de la niñez, la juventud y del hogar paterno.
En algunos lugares con ambientes similares al de Punta del Este, por ejemplo, – Carmel, California, EEUU o Puerto Banús, Marbella, España se destacan ampliamente aquellos souvenirs que transmiten claramente su calidad y encanto.
Es que el souvenir sobre todo, completa la experiencia turística de los visitantes.
Toda una tarea para diseñadores, artesanos y artesanos como la hicieran, hace años, Carlos Páez Vilaró y su Taller.
* Analista Industria Turística