
Blanca Minelli hace tiempo está radicada en la zona; durante varios años a la orilla de la Laguna del Diario y luego en La Quebrada. En estos largos años ha estado fuertemente ligada a la actividad plástica local: Taller Pikhaian,Taller Ribeiro, Museo Mazzoni, Galería Alvira, etc. Ahora expone en el Museo Zorrilla (Montevideo), lugar entre los más exigentes y entre los mejores en la actualidad, que en sí, señala la calidad del hacer de la artista y reconoce la fuerte personalidad que la distingue: su obra tiene una originalidad que no hay modo de confundir.
No es vano recordar que los tres elementos constitutivos de la pintura son: composición, color y tono; y éste en su obra se manifiesta con una seguridad que la singulariza como a pocos. Esta característica -la del tono excelente-, no bastaría si no fuese acompañado por una composición de gran pureza, y un mundo interior que se asoma en las figuras humanas -muchas de espaldas- invitándonos a participar en los mundos que inventa (generalmente puertos) indicio de una trascendencia entre lo onírico y lo metafísico -elemento que se ha señalado con acierto.
El caso de Minelli es bien interesante, porque habiendo pasado por talleres torresgarcianos (Gurvich y Augusto Torres), atravesó esos períodos sin ligarse a la paleta del “taller”, ni a la pincelada matérica y efectista, ni al abigarramiento de las naturalezas muertas del primero, al contrario lleva a las suyas a un despojamiento a lo Morandi; sí, emplea la medida áurea para componer armónicamente.
También es de destacar que saca partido de la sencillez que la lleva a tomar en cuenta solamente lo sustancial -diríase franciscanamente “sencillez, depojamiento”, declara la pintora.
La muestra del Zorrilla está ordenada con destreza, justificando en algo la “curaduría” -función inútil que no termino por tragar. Lástima que el pretencioso catálogo desvirtúa -nada menos- los colores haciéndolos más intensos que los que emplea la autora y llega al atrevimiento intolerable de mutilar la obra que emplea en la tapa. Esto no disminuye los valores reales de la muestra y son torpes traspieses que podrían haberse evitado.