
Desde 2005 los uruguayos venimos siendo gobernados legalmente por el progresismo quien no ha desaprovechado ninguna acción de gobierno ni ninguna de sus integrantes en degradar a la patria, a sus habitantes, al Pueblo, a través de la acción o la inacción, favoreciendo minúsculos grupos en forma discrecional y discriminando siempre a favor de su propia conveniencia electoral.
Se han convertido en una máquina “junta votos” otorgando privilegios a sus amigos o grupos sociales que a través de los mismos adhieren a su causa como encantados con sus contradictorias acciones aunque las mismas vayan en contra de toda la sociedad y de ellos mismos.
Uruguay en estos doce años ha retrocedido en bienestar social, seguridad, educación, salud, trabajo, economía y en todos los aspectos de la vida social para transformarse en un país de primera. Sólo se ha destacado con los dineros públicos en el carnaval, en establecer derechos sin obligaciones y en financiar grandes augeros negros como ANCAP, PLUNA, ALAS U, FONDES, FRIPUR, AFE, ALUR, CASINOS, PAYLANA, etc., a través de una presión fiscal cada día más grandiosa.
Por otro lado, la “oposición” a pesar de algunas interpelaciones reveladoras de actos corruptos de gobierno, sus denuncias penales, han sido como pidiendo perdón por efectuarlas, tardan tanto en su resolución que ya el efecto pasa inadvertido y continúan unos y otros preparándose para las elecciones 2019. Mientras esto ocurre siempre hay una nueva cortina de humo.
Por aplicación de la Constitución nos esperan tres años más de gobierno del FA y tres años más de una oposición muy poco efectiva como creíble, carente de intrepidez y con resultados a la vista.
La pregunta es: ¿Debe el Pueblo uruguayo seguir sometido a esta dualidad? ¿Debe el Pueblo uruguayo continuar con las actuales reglas de juego que tanto perjuicio le han ocasionado hasta el presente o deberemos como Pueblo sin “distinciones partidarias” convocar a un plebiscito para cambiar algo a partir de 2020 que ningún partido querrá cambiar y que no se repitan las malas prácticas y el continuo perjuicio hacia la sociedad debiendo esperar cinco años cada vez para escuchar las nuevas promesas de cambio, quizás con los mismos actores?
En consecuencia, “como ciudadano común” invito a todos los uruguayos en opinar, y ocuparse en formar grupos de trabajo en todo el país para la realización de un plebiscito constitucional en 2017 para ser sometido a las urnas en 2018.
Dicho plebiscito establecería en términos generales:
-Reducir el mandato presidencial a 4 años permitiendo la reelección por única vez. Este plazo será igual para los candidatos a Intendentes Municipales.
-El Mandato de los Legisladores será igual al mandato presidencial con reducción de integrantes de cada cámara:
Diputados 45 miembros – Senadores 15 miembros, los que serán elegidos exclusivamente por los diputados electos en proporción igual al número de diputados elegidos por lema.
-Déficit Fiscal: El máximo legal permitido será como máximo hasta 0.5% PBI cerrado al 31/12 de cada año. Superado dicho máximo, el Presidente de la República deberá efectuar un llamado a nuevas elecciones generales (Presidente y legisladores) que deberá efectuarse el último domingo de abril.
-Las rendiciones de cuentas anuales sólo considerarán los ingresos y egresos de cada año fiscal no permitiéndose legislar sobre ningún otro asunto.
Este pequeño adelanto es de un ciudadano común y deberá ser revisado por jóvenes constitucionalistas estando abierto a nuevas ideas y propuestas.