Columna de opinión. Por Ricardo Puglia. Pacto de Silencio

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Sin dudas, la actividad sindical en el Uruguay se ve reducida en los períodos que comienza la licencia de la construcción hasta que se termina el carnaval, semana santa, feriados largos, etc. No obstante, siempre hay excepciones, cómo los días previos al comienzo de clases, diversas actividades en el Este, etc.

Sin embargo, ante el descollante déficit fiscal acumulado desde 2005 y el último del 2016 por el 4% de PIB – us$ 2100 millones – a ningún sindicato ni oposición se le ocurrió defender a los uruguayos del despilfarro de los ingresos públicos ni de la compra del juguetito del presidente para dar unas vueltas por la región. No hubo paros, marchas ni nada.

Todo, siempre es posible sea justificado por prevención o intervención, siempre con sólidos argumentos. El Ministro de Economía junto a sus colaboradores hace ya mucho tiempo que deberían haber renunciado al pésimo manejo de la economía uruguaya (un gerente país con cuentas negativas permanentes). El ajuste fiscal del FA para el período 2015/19 viene en cuotas, todos los años pagamos alguna. El encantado votante frenteamplista aplaude y como siempre se habla de porcentajes del PIB, que a nadie toca en el discurso, pero para financiar estos desajustes, pedimos más dinero prestado y pagamos más intereses, hasta pedimos prestado para pagar la amortización de la deuda.

Insólito que los encantadores y encantados estén contentos de estas malas políticas y el PIT CNT calladito como si hubiera firmado un pacto de silencio con la administración. A través del aumento con vigencia en enero 2017 de los precios públicos, pagamos otra cuotita del ajuste, siendo el Estado uruguayo el principal motor de crecimiento de la inflación.

Cuando empresas extranjeras y nacionales cierran sus puertas, ya prácticamente sin condiciones viables de reapertura, dejan un vacío muy difícil de llenar en un país con un mercado pequeño, con barreras de precios / de cantidades en el mercado internacional y con una fuerza laboral sindicaliza rabiosamente en el sector público (Ministerios-Empresas Públicas-Cofe).

Son incapaces de ser equitativos, solidarios de pensamiento económico. Van a buscar al exterior inversiones ventajosas para los extranjeros ofreciéndoles todo tipo de facilidad, principalmente la exención de impuestos, pero son incapaces de buscar inversiones de capital nacional o combinado.

En los últimos tres años se fueron 12 instituciones de representación financiera que trabajaban en Uruguay. Se retiraron varios bancos, entre ellos, suizos, canadienses e ingleses. Adujeron riesgo reputacional por un mercado pequeño, baja o nula rentabilidad y nueva normativa internacional que les requiere más capital. Pero, no sólo el vacío se produjo en el mercado financiero, también la empresa China Lifan, Agolan (ya no tenemos textiles), Paylana (Cotrapay), Fanapel, Molinos Dolores, Fripur, UCOT en CTI, Pluna, Alas Uruguay, Metzen y Sena, Envidrío; Funsacoop, COEP (ex Pressur), Urutransfor, las cerradas cuando el hoy presidente de la OPP dirigió la CND a cambio de administrar fideicomisos perdiciosos para todos, la quebrada ANCAP salvada por los precios actuales de los combustibles que todos pagamos.

El Pacto de Silencio del PIT CNT con las diferentes administraciones frentistas es tan fuerte que se ha transformado en un nuevo poder político, del que teme su contraparte. Lo asombroso es que los responsables de las perjudiciales gestiones públicas no fueran retirados del mercado, sea, de economía, sea, del Parlamento. Vergüenza ajena nos toca recibir por tan malos administradores con la complicidad de los pactistas y de una oposición que se desgrana como pétalos de rosa al terminar la primavera. Se premia al Presidente del Ejecutivo con un caprichito a través de una decisión legal, injusta para los uruguayos, presionada a través de la renuncia del número 1 del TCR, inconveniente, indecorosa, indigna y con falta de ética y patriotismo del que no podemos pensar que ello ocurra en un país que otrora fuera reconocido por su alto nivel educativo, su esplendorosa seguridad, su importante inversión en salud.

Hoy, el FA y su socio del Pacto de Silencio ofrecen más de lo mismo, más recaudación, más empleos de deliveries, de cuida coches, de guardias privados, de limpiadores, de ong´s compañeras, y de todas aquellas actividades que mantengan a sus encantados votantes en la ignorancia, en la incultura, en el asentamiento de “siempre” y continúen accediendo al crédito al consumo para compra de vestimentas y calzados de origines asiáticos, de bajo valor y celulares.

Están ojeando la baraja con una nueva papelera para que el PBI aumente. Ni el Aníbal ni su mujer y niños notaran la diferencia, sólo estos apátridas seguirán explicando porque Uruguay es un país con BBB- grado de inversión y así poder continuar endeudándose sin crear riqueza real y trabajo bien remunerado. No veremos ningún plan estricto de reducción del gasto, de reforma del Estado, cuantificado, que exprese cuánto bajaremos el déficit fiscal. Tampoco veremos un plan de crecimiento de la economía privada porque no lo quieren, no lo saben y su pensamiento radica en un Estado autoritario y discrecional que todo lo puede.