Columna de opinión: “Traicioneros y corruptos”, por Ricardo Garzón

Las redes sociales han desnudado el sistema político uruguayo. Ponen diariamente sobre el tapete informativo los diferentes actos de corrupción que se han sucedido a través de los tiempos, y descubren minuto a minuto que el andamiaje político todo ha traicionado el voto ciudadano. Alta traición que se le debe encajar con fuertes razones al Frente Amplio, partido que llegó a la Presidencia de la República en ancas de una promesa ladina y malevolente de subsanar los desastres generacionales en que habían incurrido en reiteración y corrupción, por décadas, los partidos tradicionales.

Fue más de lo mismo. Se sucedieron los impuestos a todo trapo y los tarifazos de las empresas públicas; se gravaron escandalosamente los sueldos, pensiones y jubilaciones, y se llenó de funcionarios el Estado, nada menos que 60 mil personas más en un solo período de gobierno.

La deuda externa trepó a cifras impagables (70 mil millones de dólares).

Un millón de ciudadanos vive en condiciones deplorables. Las escuelas, pastores y curas villeros hacen maravillas para dar de comer a los niños, en tanto se denuncia el despilfarro persistente de los dineros públicos en la gestión de la presidencia de la república, legislativa, entes autónomos, banca oficial, ministerios e intendencias departamentales de todo el país.

Alta traición del Frente Amplio con la ciudadanía, que ha contado con la complicidad aviesa y silenciosa de los otros conglomerados políticos del país. Todas las promesas fueron incumplidas. Fue, todo, más de lo mismo.

Resalta en la oposición más favorecida por las encuestas la bobada reiterada que califica en estos tiempos al Partido Nacional.  Cual si fuese una gracia, se pelean los candidatos, -reminiscencia burlona a un pasado de gloria-, “y se van a las cuchillas”, (¡qué gracioso!… ¿no?), exhibiendo ante la ciudadanía una bolsa de gatos de albañal, lastimados, que dejan hecho girones la bolsa y el  partido político. Blancos y Colorados en su tiempo, gastando a troche y moche, aplicaron fuertes gravámenes a los sueldos miserables que se pagan en el país, encerrona para hacerse de plata fácil y en bandeja. Nos referimos al IRPF y al IASS inconstitucional que insólitamente grava las jubilaciones.

Es oportuno recordar, igualmente, que en olvidadas épocas, segunda mitad del siglo XX, las jubilaciones y sueldos del Estado se pagaban a diez, quince y veinte días de vencido el mes. El saludo entre los funcionarios públicos, sobre todo entre administrativos y docentes, era, textual: ¿sabés cuándo pagan? Así pasaron los años. Siempre, de Herodes a Pilatos, y de Pilatos a Caifás. Un teléfono fijo se conseguía solamente si tenías un político amigo, influyente. Para el común de los mortales, nunca había borne…

Los actos de corrupción existieron desde el despertar político del país. Es mafia de toda la vida. La prensa grande, diarios y televisión, subordinada siempre a los avisos oficiales y campañas publicitarias de los organismos estatales, -principalísima fuente de ingresos-, mantuvo a través de las décadas una política de autocensura sostenida y ominoso silencio.

Empalmaron la baraja, se repartieron el botín, y siguen repartiéndose el botín. Millones de dólares compraron ese silencio, y siguen comprando ese silencio. Las noticias ineludibles salían disfrazadas, y siguen saliendo disfrazadas. Se amortigua imperceptiblemente el impacto contra la población con unos pocos cientos de pesos de aumento anual en jubilaciones, pensiones y salarios, en tanto los estipendios de los legisladores fueron trepando de legislatura en legislatura (la que se va fija los sueldos de la que viene) 360 mil pesos por mes actuales para los señores diputados, y 450 mil los sueldos de los señores senadores.

Durante ininterrumpidas décadas, que abarcan más de una centuria, el Estado estaba destinado a mantener todos los antojos de la clase política gobernante. El despilfarro de los dineros públicos ha ido destruyendo el país, comprometiendo pagos a los que deberán hacer frente las generaciones venideras. Han reventado el Uruguay con este cáncer continental del populismo que ha invadido el continente en las últimas décadas.

Las redes sociales desnudaron pues esa impunidad, al punto que la población está enterada perfectamente de la mala administración y derroche de los dineros del pueblo. El mismísimo “rey” está desnudo, travestido que creyó podía cubrirse internacionalmente de gloria con desvirtuados honores de galeno, y taparse con la piel del oso que todavía no cazó.

Ricardo Garzón