“Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado” Friedrich Nietzsche
Cuán necesario es profundizar la integración continental. Pero ¡cuántas dificultades y contradicciones que surgen! Por ejemplo, el ensayista y periodista peruano nacionalizado español Alvaro Vargas Llosa, nos dice despectivamente que en el continente existen izquierdas vegetarianas, Chile-Brasil-Uruguay, e izquierdas carnívoras, Venezuela, Bolivia, Ecuador. Gran conservador como su padre en la política, porque en lo literario, Mario Vargas Llosa es un grande a quien mucho admiro.
Existen expresiones políticas de derecha que demuestran su exarcebado nacionalismo, o de la ultra izquierda que se autocalifican como auténticamente revolucionarios, con una mirada despectiva sobre la llamada izquierda progresista.
Una de las múltiples contradicciones existentes, surge entre el MERCOSUR y LA ALIANZA DEL PACÍFICO. Más allá de la existencia de distancias político ideológicas entre ambos procesos, si los países de esta última se asociaran con el primero ¿no les significaría renunciar a los tratados de libre comercio que tienen con EEUU, la Unión Europea, AELC, China, Corea, Japón, entre otros, en virtud de que deberían aceptar el arancel externo común frente a países no miembros del MERCOSUR?
Existen otras contradicciones a encarar y encausar. Y decimos encausar porque no son de solución inmediata. Por ejemplo, nuestros conocidos y grandes problemas con Argentina por un lado. Y por otro, nuestra solidaridad con los vecinos ante los “Fondos Buitres”, que también ha demostrado la OEA, y como tantas veces, sin el voto de EEUU y su aliado de siempre, Canadá.
Agreguemos la próxima reunión entre el BRICS (Brasil-Rusia-India-China y Sudáfrica) y la UNASUR, se dice que para buscar acercamientos, ampliar la relación y proyectar la creación de una entidad bancaria en nuestro continente con fondos aportados por los integrantes del BRICS. Además se realizará próximamente el Foro entre los 33 países de la CELAC y China. Sumemos las situaciones entre Israel y Palestina, Ucrania, Siria, Islas Malvinas, la desembozada guerra no declarada contra Venezuela, etc. Es notoria la influencia de EEUU en el mundo occidental, Alemania en la Unión Europea, China e India en Asia, todo lo cual nos muestra la necesidad de estar cada vez más unidos a nivel continental, lo que es posible por supuesto.
Felizmente, de la reunión celebrada días atrás por el Grupo de los 77 más China, rescatemos la visión compartida de los países del Sur que actuaron en forma mancomunada.
Ante este cúmulo de hechos, hay muchos más, miremos el futuro continental con visión estratégica, enfrentando los desafíos que existen. Profundicemos una visión integral del tema, porque las famosas asimetrías no son sólo comerciales, financieras o similares, como pretenden presentárnosla, sino también sociales y culturales. Admitamos la mayor complejidad de las agendas en los nuevos tiempos que corren. Las afinidades ideológicas no son suficientes para la integración, existiendo por otra parte, diversidades importantes en tal aspecto.
Lo político ideológico debe predominar sobre la economía. Transitemos desde una cultura de privilegios a la que se nos ha acostumbrado, hacia una de cohesión social, aplicando herramientas redistributivas como salarios, Seguridad y Protección Social, políticas fiscales, etc. No nos encerremos, actuemos con pragmatismo, flexibilidad y con un enfoque global que deberían adoptar y profundizar las cancillerías.
Es imprescindible desarrollar un proceso que esté basado en la innovación, ciencia y tecnología, que vaya modificando y profundizando la matriz productiva para un desarrollo de mejor calidad del crecimiento en todos sus aspectos, superando la dependencia de las materias primas, y encarando el desafío de la inclusión social.
Y por supuesto es esencial, buscando soluciones hacia el futuro de nuestros países, empezando por el nuestro, considerar la nueva agenda de problemas y desafíos que plantea la juventud. La nueva derecha a enfrentar, tiene un discurso que pretendiendo ser renovador, sigue siendo profundamente conservador en su contenido. Pensemos en Friedrich Nietzche. Es nuestro desafío.