
Espumilla, así el nombre de los árboles que visten el centro de Maldonado y que despiertan la admiración de cuantos pasan por la zona en esta época del año. Las espumillas de mayor tamaño que hoy se observan en el centro de Maldonado tienen unos 25 años de antigüedad y fueron plantadas durante la gestión de Benito Stern. En la administración de Domingo Burgueño, cuenta Cocoy Méndez, director de parques y jardines de la época, se llegó a un acuerdo entre los intendentes para compartir la riqueza forestal del Arboretum Lussich. Ese fue el inicio de los intercambios”. Recolectaban semillas de distintas árboles y salían con el camión municipal a Tacuarembó, Salto, departamentos que tenían esta especie. “Plantarlas, cuidarlas fue una tarea compleja”, cuenta Cocoy. “Eran plantines pequeños, muchos vecinos han colaborado en su crecimiento. Hoy los disfrutamos”. Hace un par de años se plantaron unos 2200 ejemplares más y se repusieron más de 100. Son de pequeño porte, no alcanzan a medir más de cuatro metros de altura y son árboles de crecimiento lento; cada vez que son quebrados o golpeados implica años de regresión en cuanto a su evolución.
Por sus dimensiones y pequeñas veredas, el casco urbano no permite incorporar otro tipo de árbol y la espumilla es la especie que mejor se ajusta a las condiciones de esa zona, ayudando a mantener un microclima adecuado. Sus raíces no son agresivas con el pavimento, tienen follaje caduco permitiendo que pierdan las hojas en invierno dejando pasar la luz del sol, y en los meses de verano presentan una abundante floración de color rosado, lila y blanco, tornándose además, en la única fuente de sombra en las calles del centro.
La tarea de repoblación realizada por la comuna demanda diferentes necesidades: eludir la interferencia de los mismos con la circulación vial y peatonal, los cables aéreos, las columnas de alumbrado, los carteles de señalización y los semáforos, entre otros. Tiempo atrás la IDM informó sobre algunos actos de vandalismo que por suerte parecen haber quedado en el olvido y de un tiempo a esta parte se los ve en todo su esplendor.
“Mira qué lindos están mis espumillas!, le dice Cocoy ahora a su mujer, Elsa, cada vez que los ve…..