“La naturaleza del salmón: nadar contra la corriente”, por David Rabinovich

Escribir sobre la interna del Frente Amplio se siente como un desafío complejo. Como paso previo es necesario advertir que cada uno escribe, opina, analiza, informa, desde su óptica particular. No importa el tema que sea. Nuestras convicciones guían fuertemente el pensamiento. Entiendo que corresponde aclarar cuáles son nuestros puntos de referencia porque siempre puede ser fuerte la tentación de manipular la realidad.

 

CONTEXTO.
“Veremos multitudes de ignorantes usando Internet para las estupideces más diversas: juegos, conversaciones banales y búsqueda de noticias irrelevantes. (…) A largo plazo, el resultado pedagógico será dramático.” Lo dijo Humberto Eco hace ya una década y fue un verdadero profeta.
En una conferencia de prensa en la Universidad de Turín, donde estudió filosofía, luego de recibir una importante distinción, afirmó de forma tajante: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios”. El que se sienta libre de culpa que tire la primera piedra…
Las elecciones internas en nuestro Frente Amplio se enmarcan en un proceso de relegitimación de “los progresismos” en la región. Este nuevo empuje hacia la izquierda enfrenta derechas más armadas y radicales que se manejan sin complejos ni vergüenzas. Además la ‘internacional de las derechas’ maneja mucha plata y funciona muy bien. También es un dato de la realidad el surgimiento –más allá de los nombres- de ‘Frentes Amplios’ en varios países: Perú, Chile, Colombia, Brasil, Honduras… Nuestro movimiento sindical, organizaciones como Fucvam, el largo proceso de unidad de las izquierdas en Uruguay, se miran con interés y se toman como ejemplo. Eso es también un dato de la realidad.

PRETEXTOS.
En estos procesos, los proyectos de ‘izquierda’ se construyen sin mucho radicalismo. Hay una marcada ausencia de señas de identidad que se parezcan al “socialismo”, al “comunismo” y a otros fantasmas que de todas maneras agitan las derechas. Hay sí una intención inequívoca de promover un sólido proyecto inclusivo, con la ampliación de los derechos de las minorías oprimidas y la ampliación del acceso a la sanidad, la educación y el bienestar. Hay otra preocupación con respecto al papel de la mujer en la sociedad y de ésta en su relación con la naturaleza. Son proyectos, por tanto, marcadamente de izquierdas. ¿Mucho más que la versión ‘progresista’ que mostraron los gobiernos de Tabaré Vázquez o Michelle Bachelet en sus segundos mandatos?

A CONTRACORRIENTE.
Acorralados por oposiciones feroces, golpes o intentos de golpe y bloqueos económicos extremos, los gobiernos que intentan caminos alternativos son descalificados y perseguidos. A veces hasta conseguir desvirtuar sus propósitos y otras impidiendo sus avances y condenando a sus poblaciones a penurias sin límites.
Con el argumento de la libertad se naturaliza y promueve la injusticia, la desigualdad y el desprecio por la democracia. Promover el mercado y desguazar el Estado hasta donde sea posible implica mercantilizarlo todo. La producción y distribución de bienes y servicios tiene en las patentes que limitan el acceso a vacunas de amplios sectores de la población un ejemplo claro y terrible. El Covid avanza y muta cada vez más contagioso y posiblemente, en alguna variante que surja, será más mortal. Para pararlo tenemos que vacunarnos todos, tenemos que vacunar a todos. Así frenamos la viruela, la polio o el sarampión. El negocio formidable que significan las vacunas, para los laboratorios, limita severamente el acceso; en particular de los países más pobres y de los más pobres en todos y cada uno de los países. La mercantilización en su máxima expresión, a contrapelo de toda lógica humana.
En el marco entonces de realidades inadmisibles, pero que se reiteran para un infinito número de ejemplos, cada sociedad intenta algún camino de salida propio mirando a veces realidades ajenas. Se generan mejores niveles de conciencia a las que ‘el sistema’ responde como tan bien describe Humberto Eco. Aparecen intentos de organizar la resistencia primero y los procesos de cambio a continuación. Surgen rispideces y enfrentamientos. Las derechas promueven la mano dura, la represión. Se recortan derechos y libertades. Los sindicatos, las organizaciones de izquierda, todo el campo progresista se transforma en enemigo y las sociedades tienden a partirse en dos. Las derechas instalan la grieta como antes dictaduras para defender ‘la libertad’. Hasta la moderación es catalogada de subversiva por la derecha más conservadora y reaccionaria que pasa a comandar las campañas electorales de los ‘liberalismos’. Y no importa que ‘fake news’ haya que usar, ni a que ‘lawfare’ se deba recurrir. En el amor, la guerra y la política ¿todo vale?
En Uruguay una parte importante de la inteligencia, la sensibilidad artística, la solidaridad social, toma partido por las izquierdas. Lo justo y solidario, se encuentra –en gran medida- en un Frente Amplio que intenta renovarse, practicando una democracia interna que ninguna otra organización política puede mostrar.

BARAJAR Y DAR DE NUEVO.
Eso fueron las internas del FA. Un trabajador de larga y destacada militancia sindical es su nuevo presidente. Las elecciones definieron tres grandes columnas sobre las que recae una responsabilidad inmensa en relación a la conducción política. La identidad política del PCU y su espacio, la del MLN-T y el suyo y también en relación al Seregnismo se puede pensar de dónde vienen y dónde están, para tratar de entender para dónde van. Porque, en buena medida, de ello depende la izquierda uruguaya y nuestro futuro nacional.
Algunas sensibilidades políticas tuvieron apoyos menores. Luego de un largo período de dispersiones que llevaron la integración del secretariado y los plenarios –que son las direcciones colectivas del FA nacionales y locales- a un fraccionamiento notorio donde decenas de grupos muchas veces sin peso electoral, presencia social o ideas que los diferenciaran hicieron de la toma de decisiones un fárrago de difícil tránsito. Para mi gusto, muchos de esos proyectos políticos eran personales.
Pero en esas corrientes menores algunas nadan contra la corriente, es bueno que existan. Creen y defienden que otro mundo es posible, pero está fuera del sistema capitalista. Las reformas siempre son insuficientes y basta un período de gobierno neoliberal para desandar varios de avances sociales.
La estrategia del salmón es nadar contra la corriente en busca de aguas apropiadas para desovar. La idea fue acuñada por Constanza Moreira, la que aceptó –en beneficio del FA- ser una alternativa a la postulación de Tabaré en 2015. Sabemos que no podemos ‘ganar’, pero igual nadamos contra la corriente.
Seguimos nuestras convicciones –casi siempre con corriente en contra- y quiero comenzar el año dejando eso en claro. Por si en 2022 estas columnas se siguen difundiendo.