
El nuevo ministro del Interior, Jorge Larrañaga, asumió ayer su cargo con la promesa de “restablecer el principio de autoridad” y de incrementar la presencia de efectivos policiales en las calles para favorecer la seguridad de la población. Si bien no brindó mayores detalles de la operativa, el jerarca estimó que el narcotráfico es actualmente el principal problema de seguridad en el país y dijo que se trabajará para reprimirlo.
“Venimos con el objetivo de restituir el orden, el respeto y el imperio de la ley como base de la convivencia”, dijo el flamante jerarca al asumir ayer su cargo en la Torre Ejecutiva. Ayer también fueron investidos el subsecretario de la cartera de Interior, Guillermo Maciel, el director general de Secretaría, Luis Fernando Calabria, y los 19 nuevos jefes de Policía.
Larrañaga subrayó que la seguridad “es un esfuerzo de todos, en que el Estado debe reasumir su rol de protector de derechos con autoridad, con plena vigencia de la ley”, porque “la autoridad no se negocia, se ejerce”, indicó.
“No estamos llevando adelante una expresión de arrogancia, sino que señalamos un camino que es imprescindible: vamos a defender dentro de la Constitución y la ley a la gente que trabaja, lucha y quiere vivir en paz en nuestra sociedad”.
“Contundentes”
Larrañaga señaló que “frente al fracaso de políticas sociales, educativas, de seguridad y del gran tema de la droga, estamos ante una situación extremadamente compleja en materia de convivencia, en la que hay una demanda de acciones contundentes en materia de seguridad pública”. No obstante, “los uruguayos nos merecemos vivir en paz, sin miedo, con tolerancia y con pleno respeto a la Constitución y la ley”, refirió.
Dirigiéndose a los mandos policiales presentes, pidió que repitieran en sus unidades: “Este ministerio, el presidente de la República y quienes tenemos esta responsabilidad respetamos y respaldamos a la Policía para restablecer el principio de autoridad”. Además, dijo que “los espacios públicos, que son de todos, van a volver a ser de todos”. “Las plazas volverán a ser de las familias, ya no serán más del brazo gordo o de las patotas”.
Además, añadió que la batalla madre es contra el narcotráfico, porque “ahí está el corazón del mal, porque sus efectos son los más erosionantes de la convivencia social”. Desde su punto de vista, “la droga genera el crimen, adictos, familias lastimadas, desintegración y es la que motiva la escalada del delito”. Al respecto, apuntó que “es necesario el tratamiento de las adicciones” aunque no dijo si esa política se incrementará.
Larrañaga dijo que, en el marco de la represión al narcotráfico, se reforzará el trabajo de inteligencia y la colaboración con las agencias internacionales. “Vamos a recuperar territorios abandonados por el Estado y vamos a llevar todo el peso de la ley contra las bocas de pasta base”, aseguró.
La ley
En referencia a la situación de las cárceles, el jerarca anunció que accionará para ejercer la autoridad dentro de los recintos. También mantendrá caminos para la rehabilitación de las personas privadas de libertad, mediante la coordinación con áreas estatales de la educación, la salud, el desarrollo social y el trabajo, pero también con iglesias y organizaciones sociales.
“Para los delincuentes, la ley; para la sociedad, un Estado garantizando convivencia y derechos; para nosotros, compromiso absoluto, dedicación total con el objetivo de llevar adelante la defensa de la libertad, pero en el orden”, concluyó.