
Un narco le exigió la entrega de una suerte de subsidio a una de sus adictas cuando ésta le anunció que había ingresado a un proceso de desintoxicación para dejar el consumo de cocaína. El insólito caso quedó de manifiesto una vez que el tribunal de apelaciones en lo penal de 2º turno confirmó la condena en primera instancia dictada por una jueza de Maldonado.
El expediente en cuestión fue caratulado: “AA. un delito de extorsión en reiteración real con un delito continuado de comercialización de sustancia estupefaciente conforme al artículo 31º del decreto ley 14.294”.
El expediente pasó a estudio del tribunal de alzada una vez que el defensor del acusado interpuso un recurso de apelación contra el fallo en primera instancia dictado por la jueza penal de 10º turno de Maldonado, Mercedes Reyes de Salterain y con la actuación de la fiscal de 2º turno de San Carlos, Mariela Núñez. Por la referida resolución judicial el acusado fue condenado a una pena de seis años y seis meses de penitenciaría, con descuento de la preventiva sufrida y de su cargo las prestaciones legales de rigor
El abogado defensor aseguró que no existió el delito de extorsión y sí un delito de violencia privada por entender que su cliente pidió de forma abrupta e imperativa el pago de la suma adeuda por una de las adictas que formaba parte de su cartera de clientes.
“En autos tenemos por un lado la versión de la víctima, que plantea el absurdo de que mi defendido le reclama una suma de dinero ($ 20.000) como ‘multa’ por dejarle de comprar droga, y lo que parece más razonable y lógico es que le está reclamando una deuda por drogas. Es la palabra de la denunciante contra la de mi defendido y en caso de duda debe primar la solución favorable al reo, que por otra parte es la más razonable, es decir que en la Extorsión la violencia privada -delito contra la libertad- resulta calificada por la finalidad de procurar un provecho ilegítimo, extremo que acá no se verifica. (…) El otro delito imputado (…) lo admite y lo confesó ampliamente dando detalles por lo que no objetará la calificación”, dijo el abogado.
El dinero
El asesor del acusado pidió, además, la devolución del dinero incautado por la Policía en los procedimientos que determinaron la prisión del narco. “En cuanto al dinero incautado se establece en la sentencia el decomiso del mismo y en la medida que la referencia sea al dinero que mi patrocinado tenía encima en el momento de la detención y que previamente había sido fotografiado por la policía ($ 20.000) esta defensa no tiene objeciones a eso. Sin embargo, entiende que no corresponde el decomiso del dinero que a su defendido le incautaron en su domicilio, que no tiene nada que ver con los delitos imputados y que la Fiscalía no pidió el decomiso y tampoco la sede en la sentencia fundamenta los motivos que llevarían a su decomiso”; agregó.
El abogado defensor sostuvo que su cliente no es un marginal y el dinero que tenía en su domicilio además de que no fue mencionado por la Fiscalía, era producto de sus ahorros. Surge de sus declaraciones que tiene propiedades que le dan renta y tenía un gimnasio y había vendido las máquinas. Su padre a su vez tenía a la fecha una empresa de pinturas muy conocida en Maldonado y lo apoyaba en sus emprendimientos, por lo cual tenía ingresos comprobables y genuinos.
Apelación
El ministro redactor de la sentencia en segunda instancia fue muy claro al describir los hechos: “La denunciante CC era adicta a la cocaína y durante ocho meses aproximadamente le compró dicha sustancia estupefaciente al acusado AA (uruguayo, de 48 años de edad, personal trainer). Cuando decidió realizar un tratamiento de desintoxicación, se lo comunicó a su vendedor y éste le dijo que debía pagar por el ‘retiro’. A raíz de eso, comenzó a mandarle mensajes de texto exigiéndole $ 20.000 (veinte mil pesos uruguayos), diciéndole que si no le pagaba le daría un tiro en la cabeza, amenazándola a ella y a su familia. En algunas ocasiones, cuando AA no se encontraba, su novia BB (uruguaya, sin antecedentes de 22 años de edad) le vendió sustancia estupefaciente a la denunciante”.
El ministro continuó: “La denunciante declaró que le compraba cocaína al acusado, cada dosis de un gramo se la pagaba a $ 500. El día que le pagó la dosis, cuando ya había decidido hacer el tratamiento contra su adicción el acusado le ofreció sustancia y ella le dijo que no, por lo que éste le exigió dinero, $ 20.000 y luego $ 22.000 para “retirarse” amenazándola con darle un tiro a ella y a su familia, por lo que por temor hizo la denuncia”. El acusado AA admitió que vendía cocaína a la denunciante CC. En relación al reclamo de dinero, sostuvo que era porque la denunciante tenía una deuda de droga con él.
Amenazas
“Surge plenamente probado que los acusados en más de una ocasión comercializaron sustancia estupefaciente y que el Sr. AA amenazó a la denunciante con realizarle daño si no le entregaba una suma de dinero. Concretamente en algunos de los mensajes escribió: “Anda a la concha de tu madre pendeja mierda estas de viva gila queres una bala en la cabeza…” “…Estás de viva sos voleta vos y tu familia pelotuda mierda porque no fuiste mañana…” “Mañana de mañana pagas no de tarde sino vamos para tu casa sabelo”…”Si mentís compra el cajón sabelo mañana a la una pagas”. Luego del análisis de los elementos, el tribunal confirmó parcialmente la sentencia en primera instancia y revocó la confiscación del dinero dispuesta.