
Una pregunta recorre las reuniones políticas.
Hacer esto o lo otro? Decir esto o aquello?
Oponernos o conciliar? Proponer o criticar?
Mantener los principios o ser “pragmático”?
Nunca hay una sola respuesta. Nunca una sola opinión.
Nos preguntamos: qué le interesa a la gente?
Qué motiva sus inquietudes? Sus opiniones respecto de la política? De los políticos? De las decisiones que estos toman?
Y a partir de ahí, surge otra, viejísima interrogante: qué hacer??
Es un lugar común decir que las sociedades han cambiado mucho, que los sentimientos de solidaridad, empatía, de luchar por un mundo mejor, han caído en desuso.
Que los intereses actuales son los del consumismo desmedido, del “tanto tienes tanto vales”, de que “yo soy el artífice de mi propio destino” y cada uno debe arreglarse como puede y aceptar por bueno, cualquier camino para ese fin.
Y si bien es cierto que las sociedades han cambiado mucho, en algunos casos para bien (mayor conciencia de muchas desigualdades e injusticias y por tanto la necesidad de remediarlas, el mayor valor de los derechos humanos, por ejemplo) pero por otro lado y paralelamente, en muchos otros casos, ha cambiado para mal (no me importa mucho lo que le pasa a otras personas, si son pobres es porque quieren, si sufren violencia es porque se lo merecen).
Contradictorio, no?? Mucho pero cierto. Las sociedades siempre son contradictorias. Y en esa contradicción avanzan o retroceden. Igual que las personas que las componen.
Qué pasa hoy en Maldonado? Qué le interesa a la gente? Le interesa cómo se gastan los dineros públicos por el gobierno departamental? Le interesa que esos dineros sean gastados mayormente en pagarle sumas millonarias a fundaciones para que contraten centenares de personas sin conocerse los criterios de contratación? Para que se contraten personas sin conocida calificación para desempeñar funciones jerárquicas pasando por encima de la carrera funcional? Para disponer ascensos, compensaciones y subrogaciones sin concurso de tipo alguno?
Le interesa a la gente que la inversión en obras siga disminuyendo y lo único que se vea sea la plantación de flores y árboles en las calles de Maldonado?
Le interesa a la gente que su propio director general de hacienda haya dicho en una entrevista, hace pocos meses, que no habría inversión importante en el departamento más que la rambla de San Carlos, una obra por otra parte no pedida ni prioritaria del Municipio y que le costó más de 4 millones de dólares de su presupuesto?
Le interesa a la gente que no tenga importancia generar expectativas e ilusiones respecto de la generación de puestos de trabajo, aprobando expedientes que favorecen a reducidos grupos privados y que no se concretan en la realidad?
Para decidir qué hacer, es necesario interpretar qué quiere o querría la gente y también tener claro cuáles son los valores, los principios, los ideales sobre los que asentamos nuestras decisiones.
Si pensáramos que a “la gente” no le interesa nada de lo que decíamos antes, que lo único que le importa es su propio interés particular, eso debería hacernos olvidar las cosas por las que luchamos?
Debería hacernos olvidar las luchas de décadas y décadas en el mundo entero y en nuestro país, en nuestro departamento, en nuestra ciudad, en nuestro barrio, para construir un lugar mejor para vivir?
En eso es en lo que debemos convertirnos cuando dejamos de ejercer el gobierno y somos oposición?
Qué responsabilidad tenemos frente a las decenas de miles de personas que nos votaron y nos miran?
Y si no nos miran, qué hacemos para que lo hagan?
Para que sigan creyendo en nosotros?
Para que sigan o vuelvan a confiar en nosotros?
Es diciendo: a la gente no le interesa? O es diciendo esto es importante porque una sociedad se construye y reconstruye en forma constante, administrando sus contradicciones pero diciendo que hay cosas que son inaceptables. El límite entre lo aceptable y lo que no lo es debe ser claro. Y a partir de allí se discute. Se trata de convencer. De renovar viejos ideales y crear nuevos. Que siembren nuevas esperanzas en que otro mundo es posible.
Dra Marie Claire Millan
No comento. No soy de Maldonado, aunque me parece precioso. Ni veraneo en Pedelé. Así que mejor ni opino. Pero no me gusta que en P.del E. se sigan construyendo enormes Torres que solo se ocupan 1 mes. Entiendo que crean mucho trabajo al construirlas, pero han estropeado HORRIBLEMENTE un hermoso balneario, que ya no lo es.