Continuamente surgen noticias del mundo tecnológico que manejan los poderosos. Horas atrás se conoció lo que se ha denominado el robo del siglo: hackers, delincuentes provenientes de Rusia, Ucrania, China y otros países europeos, robaron más de 100 bancos por un monto de unos 1.000 millones de dólares de cuentas de bancos de Estados Unidos y varios países del mundo.
También se conoció que millones de teléfonos en el mundo han sido espiados por EEUU e Inglaterra, utilizando un proceso para volver ilegible información considerada importante, y que sólo puede volver a leerse aplicándole claves secretas. Los autores fueron la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU, NASA, y el Cuartel General de Informaciones de Inglaterra.
Cambiemos de continente. Uruguay es el protagonista, cuando DAECPU denunció un ataque cibernético a su página, a efectos de influir, mediante el cambio de historia y fechas de premios de murgas, en el resultado del concurso que actualmente se desarrolla en el Teatro Ramón Collazo. De menor entidad el delito sin duda, pero cualitativamente el tema es el mismo.
En 2014 nos enterábamos que a través del más banal de aparatos domésticos, un cepillo de dientes en un baño bien conectado, y de otros como heladeras, inodoros denominados inteligentes, se podría recoger información privada que se transformaría en enormes negocios para las empresas. La proliferación de dichos aparatos, permite al mundo conocer nuestra intimidad. Como muy bien se ha expresado ”Siempre hay alguien dispuesto a pagar para saber lo que nosotros cantamos bajo la ducha”
Qué increíbles adelantos tecnológicos y qué mal uso se les puede llegar a dar Durante mucho tiempo se pensó que la ciencia y la tecnología eran neutras, a diferencia de la política y la economía, que sí, se sostenía, tenían mucho que ver con los valores de la sociedad. ¡Cómo si las grandes decisiones que gobiernan el mundo, tecnológicamente no estuvieran sustentadas en ideologías y políticas acordes a los intereses que la promueven. Sin embargo siguen teniendo pretensiones de objetividad. INTERNET se construyó sobre la base de la libertad de expresión que es una manera de desarrollar al mundo mediante la liberación de la información. Alguien ha expresado que en democracia en cuanto al tema, no es el Estado quien tiene que saberlo todo, sino que son los ciudadanos que tienen derecho a la mayor información disponible. Qué discusión, ¿no? ¿Cómo sorprendernos entonces que a través de INTERNET se pueda recoger información de nuestras vidas privadas, que se analizan, canalizan y utilizan en provecho de las grandes empresas informáticas.
¿Un ejemplo? Perseguido por países no autoritarios sino por los que se les denomina democracias ejemplares, EEUU e Inglaterra, hace aproximadamente 30 meses que Julian Assange está refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres, por difundir realidades ocultas en las guerras de Irak y Afganistán, entre otras. Es que Google- Facebook- Amazon, nos espían, vigilan y transmiten información a las agencias de inteligencia de EEUU. Ello a pesar de la competencia entre ellas. La tecnología digital tiene una relación casi estructural con el Departamento de Estado de EEUU, estando al servicio de la política exterior yankee.
Relacionado con lo anterior, la empresa Google, quizás la más influyente y en constante evolución además, desarrolla una política neoliberal llegando no sólo a sostener que los monopolios no son dañinos por naturaleza, sino que pueden desempeñar roles sociales positivos, considerando además la información como una mercancía, lo cual se integra perfectamente a las ideas neoliberales. Toda crítica política y económica contra ese sector de tecnología de la información y de sus lazos con la ideología neoliberal, es instantáneamente despreciada como antimoderna, o calificada como ignorante.
¿Se nos van los valores y la ética de épocas pasadas? ¿No habrá que redefinir valores y principios éticos que dignifiquen la conducta humana? Repudiemos la sociedad de los señores poderosos e impunes que manejan la tecnología informática, ignorando todo elemental principio ético A lo que cabe agregar que se manejan con mucha impunidad. Muchos podrán pensar que quien escribe esta nota es un iluso. Pero la utopía no la debemos perder. Hay que caminar hacia ella.
(Datos extraídos y resumen de algunos conceptos de Le Monde Diplomatique de octubre 2014).