
La edil nacionalista Marta Torres, tercer suplente de Rodrigo Blás, expuso el pasado martes en la Junta Departamental un repaso de la historia del viejo hotel San Rafael y celebró finalmente el proyecto edilicio presentado por el Grupo Cipriani para recuperarlo. “Tenemos una nueva y responsable oportunidad a la que creo que debemos plegarnos con la madurez, la voluntad y la actitud de seres que acompañamos el progreso”, dijo al respecto.
Torres comenzó por esbozar la historia del hotel que, según dijo, “fue una idea de los años 40, pensada por un grupo de inversores que con el fin de la Segunda Guerra Mundial pensaron y vieron ese 1945 como un año próspero, en el que era necesario entrar en la Modernidad. (Fue) un proyecto original de 1937, hasta ahora nunca publicado”, afirmó textualmente. “Los arquitectos originales de este desarrollo, Puente, De los Campos y Tournier, mostraban mediante este croquis una construcción amplia para, efectivamente, hacer un verdadero castillo Tudor (…) Esta idea se convirtió en la construcción de un hotel que se inaugura en 1948, con ciento treinta habitaciones, con un estilo Tudor inglés inspirado en los castillos europeos. En ese entonces, el San Rafael dio trabajo a doscientos empleados, inauguró el casino más sofisticado de Uruguay, albergó a estrellas internacionales y tuvo por años la boîte más famosa de Sudamérica: Le Carrousel”, indicó.
La edil señaló que “en esta idea original aparecen nombres como el de José Pizzorno, dueño de 150 hectáreas en la zona, quien junto con Antonio Lussich y Laureano Alonsopérez desarrollaron el fraccionamiento del barrio San Rafael, generando así el entorno base, donde pocos años después Fosara ‒Fomento de San Rafael‒ impulsara la construcción del hotel. El 11de diciembre de 1948 abre sus puertas, constituyéndose en forma inmediata en uno de los hoteles de Categoría Especial de Uruguay, compitiendo como número uno con el Victoria Plaza de Montevideo. En esos años no existía la categorización por estrellas, sino que quedaba claro que en la Categoría Especial estaban los mejores hoteles de cada país. Entre los materiales de construcción utilizados destacaron las baldosas mayólicas y sanitarios importados de Gran Bretaña y pizarras de origen portugués”, afirmó.
Lujos de antaño
Torres indicó que el casino del hotel era una sala “fastuosa que intentaba competir en lujo con los grandes casinos de la Costa Azul francesa y Mónaco. Los salones de eventos, entre ellos el Salón Gótico, con capacidad para mil quinientas personas, fueron sedes de varios congresos políticos, entre ellos, la reunión de presidentes de América en 1967 y la primera reunión de la Ronda del GATT y la OEA. En esa época, entre el casino, el hotel, la boîte y servicios como peluquería y locales de venta de joyas y demás, trabajaban quinientos empleados. Ya entonces el San Rafael era un mito para quienes visitaban Punta del Este, lugar de alojamiento obligado para artistas, políticos y familias adineradas, y paseo necesario para quienes no tenían un alto nivel económico, admirando su fachada y sus distintas salas. Desde el mexicano Mario Moreno “Cantinflas” hasta el astro del fútbol mundial, el brasileño “Pelé”, muchos artistas y celebridades se hospedaron en sus lujosas habitaciones”, recordó.
Entre otras cosa, la edil dijo que “también marcó esa época un hecho político policial para el hotel. El 18 de febrero de 1969 un comando de la agrupación Tupamaros robó la recaudación del casino, siendo este hecho tapa de todos los diarios y revistas de la época”. En tanto aseguró que “la década del 80 ya no fue tan fácil a la hora de mantener la imagen del mejor hotel de Punta del Este. Ya había más lugares de moda, la ciudad crecía hacia La Barra y el Hotel San Rafael pasaba a formar parte de la historia con cada año que pasaba. Aún funcionando, pasó a tener una fachada más de edificio histórico que de hotel de lujo”, indicó.
“En los 90 se hizo uno de los últimos intentos de inversión importantes, construyéndose, en una ampliación de 2.000 metros cuadrados, una piscina climatizada y un spa, los que no fueron suficientes como para revitalizar el hotel. De todos modos, el Hotel San Rafael estaba muy lejos de sus mejores días, funcionando con el mínimo personal para su mantenimiento, con deficiencias estructurales que no se podían arreglar porque ‒obviamente‒ suponían un dinero que no estaba disponible, además de que la crisis de 2001-2002 ‒que alejó al turismo argentino‒ y la crisis mundial de 2008 fueron de un impacto innegable sobre este ícono de Punta del Este. Hubo un proyecto de compra en 2009 por parte de un grupo empresarial argentino y la cadena de hoteles Hilton que quedó en la nada. El hotel cerró al público en 2011 y en 2012 dejó de funcionar frente a un compromiso de compraventa que finalmente no se concretó”, historió.
Una ciudad
La legisladora dijo haberse alegrado mucho “cuando la Intendencia de Maldonado anunció que el Grupo Cipriani se había comprometido a comprar el edificio del Hotel San Rafael y toda la superficie de tierras de la manzana donde se ubica”. A su juicio, Punta del Este dejará de ser un balneario para transformarse en una ciudad.
“El grupo comprador posee una cadena de hoteles que opera en el mundo y, además de asumir su administración, invertirá en nuevas obras ‒reformas y reparaciones‒, las que estarán a cargo del prestigioso arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, que tendrá también bajo su responsabilidad la construcción de dos torres que se ubicarán detrás del actual hotel. Esta es una nueva apuesta al desarrollo, al turismo, al trabajo. A algunos nos gustará menos, a otros nos gustará más, más que nada en cuanto a su fisonomía, pero, como en otros tiempos, también ahora tenemos un tiempo nuevo, de ciencias distintas, de sociedades distintas, de necesidades distintas, para un Punta del Este que debe pasar a ser, más que un balneario, una gran ciudad, reflejando y acompasando su belleza natural con la urgencia de los cambios modernos y funcionales que los nuevos tiempos nos piden”, señaló.
Torres estimó que ahora “tenemos una nueva (…) oportunidad a la que creo que debemos plegarnos con la madurez, la voluntad y la actitud de seres que acompañamos el progreso y un nuevo modelo de desarrollo, donde los propios inversores y el Gobierno departamental buscan, desde la gestación del proyecto, un razonamiento equilibrado en un exhaustivo trabajo, tratando de hacer resurgir el hotel como generador de turismo y de trabajo en la zona”.
Por otra parte, la edil comentó que en los últimos días había tenido que “soportar ataques hasta en las redes sociales, tildando a este proyecto de mamarracho ‒entre otras cosas‒, menospreciándonos como personas y poniendo en duda si tendríamos la capacidad para opinar sobre este importante tema que es, además, de tanta actualidad. Frente a esto debo decir que sí, que estamos capacitados ‒y mucho más‒ y que para trabajar, pensar, colaborar y querer ayudar al crecimiento del lugar donde vivimos no necesitamos tener un doctorado en determinada materia ‒y lo digo con el mayor de los respetos a quienes sí tienen su profesión, que son realmente los que llevan adelante este tipo de tareas. Pero nosotros, quienes no tenemos una profesión, contamos con las ganas, la actitud y el respeto que merecemos como personas trabajadoras”, indicó.
“No creo que este tipo de situaciones sean motivo de burla; más bien creo que quienes se burlan están en desacierto y en una absoluta ignorancia frente a temas absolutamente sensibles e importantes para nosotros y, lo que es más importante, para las generaciones presentes y las que nos sucederán”, concluyó. La edil pidió que sus palabras fueran enviadas “a la Liga de Fomento y Turismo de Punta del Este, a todos los Municipios del departamento de Maldonado, a las Direcciones de Turismo, de Urbanismo y de Cultura de la Intendencia de Maldonado, a todos los diputados de nuestro departamento, a la Cámara Uruguaya de Turismo y al Ministerio de Turismo”. La acompañaron 21 de los 29 ediles presentes en sala.