Tabaré Vázquez expresó refriéndose al Sistema Nacional de Cuidados que “se implementará este sistema priorizando a la primera infancia, a las personas con discapacidad y a adultos mayores en situación de dependencia”. “La instalación y puesta en práctica del mismo traerá consigo la creación de nuevos puestos de trabajo genuinos”.
Estas claras afirmaciones ¡cuántas reflexiones originan! En Uruguay el 19% de la población está compuesta por adultos mayores. De ellos, entre el 21% y el 24% viven solos. Por su parte, el 40% de los mayores de 80 años son mujeres que viven solas. A la vez, 20% de las familias cuentan con un miembro discapacitado. ¿Y el futuro? En las próximas dos décadas se estima que los mayores de 60 años se duplicarán, y el 20% serán mayores de 75. En síntesis: se profundiza el envejecimiento y las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a expectativas de vida. Existe soledad, siendo la mayor parte mujeres. Agreguemos la existencia de un número importante de discapacidades que deben ser atendidos. ¡Qué desafíos! Cómo no entender y apoyar entonces, los conceptos emitidos por nuestro candidato presidencial. ¿Cómo enfrentarlos?
En primer lugar, claro que se puede y se deben adoptar medidas coyunturales: alteración gradual de edad de retiro, compatibilización entre trabajo y jubilación parcial, licencia de maternidad y paternidad, etc. Algunas ya se están aplicando
Pero nuestro país está inmerso en un proceso de desarrollo nacional, sustentado en importantes logros económicos, sociales y culturales, con el objetivo de promover un país basado en el conocimiento y tecnología de avanzada, y en el que ciencia y política actúen debidamente armonizadas. Ello exige visiones y planes estratégicos pensando en el futuro, previendo problemas y no actuar según la coyuntura. Y por supuesto seguir caminando desde un país en el que siguen existiendo desigualdades hacia uno basado en la igualdad, solidaridad y cohesión social, porque convengamos que la desigualdad social afecta la convivencia y el crecimiento. Y es donde debe insertarse el Sistema Nacional de Cuidados S. N. C tal cual propone el Frente Amplio.
Un S. N. C. implica aspectos sustanciales varios. En primer lugar, insistir que estamos ante Derechos Humanos Fundamentales, siendo el Estado garante de los mismos, por tanto, responsable ética, jurídica y políticamente de su aplicación.
Existen otras responsabilidades compartidas: en el interior de la familia; entre hombres y mujeres y el Estado; entre lo público y privado, etc.
En segundo término, considerar que el S. N. C. es un componente conceptual e institucional fundamental de la Seguridad Social y Protección social, lo que debe redundar en su propia fortaleza como institución, apuntando a la creación de un servicio público que estimule y regule la oferta privada, armonizándola con las políticas públicas, bajo la rectoría de éstas, sin duda, y que cumpla los objetivos de lograr cohesión social en la sociedad.
En tercer lugar, existen varios déficits a encarar. Por un lado, carencias en los servicios públicos, a lo cual no es ajena la ausencia de una regulación precisa, y consecuentemente, de controles. ¿Cómo sorprendernos entonces, ante las desarmonías, imprecisiones, entre las que destacamos la confusión existente reiteradamente entre sistema de cuidados, servicio doméstico y enfermería, por ejemplo? Es imprescindible entonces crear y desarrollar institucionalidad adecuada.
Por otro, existe una más que notoria discriminación de género, ya que la inmensa mayoría de quienes se hacen cargo de los cuidados son mujeres, lo que torna aún más difícil su acceso al mercado de trabajo y al empleo formal.
A lo anterior cabe agregar la carencia de formación en la mayoría de quienes desempeñan funciones, lo que origina baja valoración de la función e inadecuados salarios. No debemos olvidar que el trabajo decente es el eje central de la sociedad.
En cuarto término, debe considerarse la necesidad y coordinación de políticas universales y focalizadas. En estas últimas esencialmente atendiendo a los grupos más vulnerables.
Pues bien. Este es parte del marco político en el que deben proyectarse políticas demográficas, para lo cual será necesario contar con información adecuada. Todo lo expuesto nos lleva a decir unas vez más: si será imprescindible enfocar el problema con visiones integrales estratégicas, apuntando al futuro.