Los cobradores de la Cámara Empresarial, que recorren habitualmente los comercios adheridos a la institución han constatado una situación que, aun sin llegar a ser “alarmante”, muestra una nítida tendencia al recorte de gastos en baja temporada. Varios comerciantes de la zona balnearia han decidido cerrar sus puertas durante el invierno para reabrir hacia el mes de octubre. Según explicó a Correo de Punta del Este el titular de la entidad, José Pereyra de Brun, “muchos comercios están optando por cerrar de abril a octubre”. El hecho prueba que falta liquidez en el mercado y que no hay grandes expectativas respecto a lo que pueda ocurrir en la próxima temporada. Si la anterior fue tan breve como mala, nada indica que las cosas vayan a cambiar en el corto plazo, especialmente con la situación argentina, su posible riesgo de default y sus permanentes controles para evitar la salida de divisas del país vecino.
En Maldonado, la pésima zafra estival repercute en la vida comercial desde hace meses. Los comerciantes adelantaron sus períodos tradicionales de liquidaciones, redujeron su personal o definitivamente cerraron sus puertas ante la imposibilidad de mantenerse al día.
“Todo se corta por el hilo más delgado que son los funcionarios”, señaló Pereyra, aun cuando hay muchas empresas en las que existe una relación “cuasi familiar” entre empleadores y trabajadores, indicó. Pero el horno no está para bollos cuando el cierre no es una amenaza remota sino una posibilidad cotidiana. Los millones de dólares que este año faltaron en las cajas registradoras de la zona están haciendo brillar su ausencia en todos los establecimientos comerciales, incluso en los barrios más alejados de la zona balnearia. Es el efecto dominó, tan típico de los fenómenos económicos en las buenas y en las malas.
Competencia desleal
Pereyra dijo que aún no hay cifras del número de comercios esteños que decidieron cerrar sus puertas en el invierno, aunque señaló que se trata de una “tendencia” que todavía no llega a ser alarmante.
En cuanto al cese de los trabajadores dijo que la situación se registra especialmente en los comercios pequeños. No obstante, se conoció últimamente que un pequeño supermercado de la zona tuvo que cerrar sus puertas provisoriamente. Además de la “situación económica general”, que dista de ser de las mejores, el dirigente gremial dijo que el comercio establecido también enfrenta un importante nivel de “competencia desleal” que causa grandes perjuicios. Según se sabe, el comercio informal no paga sus tributos a la DGI y el BPS, por lo que puede ofrecer sus mercaderías a precios más accesibles.
El panorama nefasto también se hace sentir en los locales nocturnos que funcionan los fines de semana. Algunos de ellos han cerrado sus puertas y otros luchan por sobrevivir contra varios factores poco halagüeños. Pereyra recordó que hoy en día el público disfruta de muchas opciones para pasar sus momentos de ocio en el hogar, y que a las bajas temperaturas invernales se suman varios otros aspectos a tener en cuenta antes de decidir una salida. Por ejemplo, la inseguridad y el hecho de que ya no es posible “tomar una copa” y luego manejar un automóvil, por lo que a menudo es necesario pagar un taxi.
Por último, el presidente de la Cámara Empresarial adelantó que recientemente se realizó un censo entre los comercios adheridos a la entidad, por lo que próximamente se conocerán datos más certeros sobre la situación. Pereyra tenía pensado reunirse hoy con Marilín González, gerente del BPS, para conocer más profundamente la realidad comercial de la zona.