Inédito certamen literario en Aiguá reunió a creadores del departamento

poesiaLas actuales fuerzas vivas de Aiguá han reemplazado la pompa de antaño por la creatividad juvenil. Hace unos años organizaron el primer “Rally de carretillas” del mundo, una competencia agrosurrealista que entusiasmó a decenas de participantes, sacudió la modorra de la población y atrajo a centenares de “turistas”. El pasado fin de semana, en tanto, el mismo grupo de “carretilleros” organizó otra curiosa competencia que, esta vez, no requirió de esfuerzo físico ni de botas de goma: el “Campoemato de Improversación”.

“¿Qué es un “campoemato”? ¿E “improversación”? Descomponga la primera palabra en ‘campeonato’ y ‘poema’ y la segunda en ‘improvisación’ y ‘verso’ y sabrá que se trata de una singular puja consistente en ganarse un casillero de cerveza a fuerza de componer textos a partir de las singulares consignas que propondrá la organización”, avisó un texto publicado en Facebook la semana pasada.

“Los poetas presentes, de todo pelo y procedencia, deberán darse maña para conquistar a un riguroso jurado y un exigente público si quieren alzarse con la melenuda y dorada consagración final con un casillero de El León de Aiguá, birra artesanal como pocas. El ganador no clasificará al próximo Mundial Poético de Montevideo”, advirtió el comunicado. “Contaremos, además, con diversos artistas que nos acompañarán, entre músicos, pintores y profesoras del liceo. No descartamos tunear una carretilla a la vista del público presente en la solemne ocasión”, agregó.

Por una birra

El “jolgorio” literario se desarrolló este sábado en la tarde. Como el tiempo se puso “cabrero”, los escribas se instalaron en el Museo San Antonio de Aiguá, ubicado frente a la plaza principal. Para presenciar el acto había que ir preparado “como quien va a ver un rally de carretillas” con el correspondiente dúo de termo y mate y alguna “silla plegable”.

“Demás está decir que los estamos invitando a asistir y, para quienes se animen, les podemos dejar el micrófono abierto para que se manden unos versos patrióticos, una oda a la carretilla, un soneto a las sierras o lo que les salga del corazón de las palabras”, rezaba la invitación.

La contienda terminó con un cajón de cerveza autóctona para el vencedor, Martín Bentancourt, y otro para Julio Gatti. Finalmente, uno de los literatos participantes decidió esbozar una crónica de la jornada que bien podría figurar en las mejores páginas sociales de los medios más distinguidos. Sería una pena no darla a conocer entre el público ilustrado de la capital departamental y sus inmediaciones. Todo se desarrolló tan armónicamente que ni siquiera hubo que apelar a la fuerza pública.

Los hechos

Con un estado del tiempo enchumbado en las sierras de Aiguá, – dijo la crónica de Rodney da Silerira- se llevó a cabo el publicitado Campoemato de Improversación, surgido de la usina creativa de los Carretilleros de Aiguá. Debido a la pronosticada oposición de San Pedro, el encuentro debió realizarse en las instalaciones del museo San Antonio de Aiguá, bello recinto que dio cálido marco a la creación literaria, aunque los ojos de algunas de las muñecas expuestas en la muestra de juguetes sugiriera connotaciones diabólicas a ciertos asistentes. Pasada la lista, se comprobó por parte de la organización que todos los poetas convocados habían dicho presente, y en hora. Listo el pollo y pelada la gallina, el emblemático presentador Pabloca Rretilla hizo gala de su experiencia en lides competitivas e instó a desfilar a los concursantes hacia la tarima donde, boca abajo, figuraban las cocardas que habrían de identificarlos de allí en más. El jurado se encontraba dispuesto tinellísticamente, y esto es todo un comentario que los hábiles lectores sabrán sopesar, integrado por María José Guerra, señora docente de Literatura, Santiago Dentone, dribleador colega de la antedicha y Estefani Velázquez, sutil profesora de Filosofía. Brillaba con oro propio el cajón de cerveza artesanal “El León de Aiguá”, auspiciante del evento, que sabiamente consideró a este periodista, quien no escatimará palabras elogiosas para con la birra serrana.
Así las cosas, fueron a los bifes. Los escritores debían escuchar los temas propuestos por el alumnado del Liceo de Aiguá y escribir lo que quisieran y como quisieran acerca de esos asuntos, limitados por los quince minutos de tiempo que estipuló la comisión organizadora. Los desafíos fueron, sucesivamente, “Los pecados capitales”, “La hamburguesa y el dulce de leche”, “La escoba y la pala”, “Los libros” y, como corolario, “La frase del día”.
Los vates sortearon como pudieron los retos propuestos, cada cual con su estilo particular e idiosincrasia también particular, por qué no, presentando materiales acordes a sus respectivas reputaciones y pedigrís. Surcaron la sala la aliteración, el humor, la décima, la crítica social, el soneto, el silencio, la emoción, la seriedad y la admiración de unos contendores hacia otros. Cabe acotar que el operativo de seguridad pergeñado por la Comisaría de Aiguá funcionó a la perfección, sin que hubiera necesidad de despertar al milico que quedaba de turno en la comisaría.

Triunfo locatario

Transcurrida la fase competitiva -añadió la crónica-, la comisión se reunió para realizar los escrutinios de la votación del jurado y del respetable público. Una vez procesados los datos, se proclamó sin lugar a dudas ni reclamos que Julio Gatti, payador local, había sido aclamado por el público presente. Se desveló, asimismo, que el premio otorgado por el Infalible Jurado recayó en Martín Bentancor, bardo cerrillense de larga fama.
Complementó la tarde la presentación de los raperos Andrés Sena, de cuño local, y Federico Servetto, peligroso mayor apodado “El Colmillo”, quien llegara en moto a través de la lluvia. Ambos se lanzaron a demostrar sus habilidades en el “freestyle”, con lo que dejaron demostrado que son los payadores de la nueva era. Posteriormente, Servetto descerrajó un show completo en el que dijo más palabras, y más rápido, que todos los poetas juntos, en todo el día. Como broche de oro, los participantes, invitados y el público presente se unieron a las sonrientes y armónicas mujeres de las danzas circulares. La nota discordante de la jornada, lamentamos informarlo, fue la huida de varios de los literatos cuando se comenzaba a notar el maderamen de sus cuerpos.

Posdata: Aiguá se anotó otro poroto al margen de sus ya célebres carretillas.