
Escribe la licenciada Rossana Llamosa (*)
En estos últimos días se habla de la influencia de las encuestas y de las estrategias de campaña en el votante. La respuesta es fácil y simple, el único que decide es el ciudadano sin más influencia que su propia razón.
En Uruguay se han realizado investigaciones de qué es lo que motiva a una persona a votar, la realidad nos indica que existe un conjunto de variables que pueden lograr tomar la última decisión.
Dalton (Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de California, en Irvine) intenta reconstruir el proceso del voto sin negar la posibilidad de que exista otro conjunto de variables, una reconstrucción basada en la identificación partidaria, imagen del candidato y los issues de campaña, son elementos que “logran” determinar el voto. Ahora bien, en nuestro país, la identificación partidaria sigue siendo importante dado que cada partido mantiene una intención de voto “estable” a lo largo de varias décadas, pero qué pasa con los indecisos, qué pasa con el voto “flotante” esta es una nueva realidad que hace difícil la tarea de las encuestadoras así como las estrategias a elaborar por los candidatos. ¿Cómo llegar a ellos?, ¿Qué buscan? ¿Cómo se definen? son algunas preguntas que se hacen los investigadores para captar un voto, que en primera instancia, parece poco cautivo. Esta situación nos demuestra, de alguna forma, que si bien seguimos con una fuerte identificación partidaria tenemos un conjunto de ciudadanos que se consideran “a políticos” y que en una instancia electoral tan competitiva pueden hacer la diferencia. Estimar hacia dónde van esos votos no es fácil máxime el grado de movilidad donde un pequeño elemento puede hacer cambiar su voto.
Como dije anteriormente, si bien la identificación partidaria es un elemento a tener en cuenta juegan otra serie de variables que definen el voto, desde la clase social, el grupo de pertenencia, particularmente en jóvenes, una situación económica determinada, entre otros.
Tampoco los resultados de las encuestas, los jingles, pancartas, spots publicitarios colaboran en esta decisión, son elementos necesarios en una campaña, para informar, fijar una imagen, una idea, pero en definitiva no más que eso.
El programa de gobierno tampoco define el voto, la pregunta es ¿cuántos uruguayos leen un programa de gobierno de cientos de hojas? Pocos, muy pocos. El programa en sí, plasma un conjunto de ideas que posteriormente el candidato en dos o tres frases debe resumir, qué dice y cómo lo dice es la clave. ¿Cómo reacciona ante los “ataques” que recibe?, No debemos olvidarnos que en un mundo donde la información llega al votante en forma inmediata hace que la mayor responsabilidad para ganar una elección recaiga en lo que dice y hace el candidato.
Por último, si bien se puede considerar que aún la identificación partidaria es un elemento que influye en el electorado, no se debe desconocer que un porcentaje de los votantes son más independientes y por lo tanto, más complejo predecir su comportamiento, este votante que puede decidir una elección su mirada se concentra en el candidato y no en la estructura partidaria.
(*) Egresada de la Universidad Católica del Uruguay