
La coalición de gobierno frenteamplista conformada por facciones políticas y filosóficas de orígenes extranjeros adoptando el camino del batllismo en su afán estatizador y agiornandose al logro de las voluntades de los expachequistas del cinturón urbano han alcanzado el poder por tercera vez consecutiva.
La realidad política muestra nuevamente la reaparición del bipartidismo del siglo XXI, por un lado el Frente Amplio y por otro el Partido Nacional, así como antes lo fue entre el Partido Colorado y el Partido Nacional.
Ex batllistas y ex pachequistas hoy integran las filas de votantes del 47% obtenido por el FA y han sido la diferencia para que estos últimos alcanzaran la victoria.
El Presidente electo – en la soledad del poder – se cortó solo dentro de la coalición designando al gabinete de ministros en una acción inconsulta a sus socios que le permitieron alcanzar el mando. La falta de diálogo entre los socios confirma una vez más el estilo totalitario y mandón del oncólogo, aún dentro de la coaliciónpara quien obtuvo una pobre votación de su propio Partido Socialista.
Enfrentan una mezcla de adhesión a los principios socialistas, al populismo mujiquista dentro de una sociedad capitalista. Esta ensalada sólo puede funcionar con un estado rico sujetoa una fuerte tributación en todos los órdenes, con mayor endeudamiento y gastos que permiten financiar la pobreza – asistencialismo – para que ella junto con los asentamientos sean permanentes.
En principio, de acuerdo con los analistas económicos, en los próximos cinco años el Uruguay no mantendrá un crecimiento económico por encima del 3% lo que debería llevar a aplicar políticas de austeridad y control del desorbitante gasto de gestión al que ya se han acostumbrado.
No alcanzará con dotar presupuestalmente la enseñanza con un 6% del PBI si no se realiza una profunda reforma educativa y participativa que no sólo cambie la metodología de enseñanza sino que además se midan los logros o los desaciertos de manera profesional y objetiva. Ídem con la seguridad que a pesar del abundante presupuesto no ha logrado disminuir paulatinamente los índices de los delitos a través de mecanismos de prevención y represión.
La pobre propuesta del rico y adinerado presidente electo ha sido disminuir en cinco años un 30% las rapiñas quien contará seguramente como en su anterior administración con más cien custodias personales.
Todo indica que el futuro relacionamiento entre el Poder Ejecutivo y las facciones parlamentarias del FA no serán fáciles dadas las diferentes visiones con que cada grupo analizará fríamente los nuevos proyectos de ley con diferentes ojos a los del presidente y no le dirán amén a sus egoístas propósitos de pretender ser el dueño de la verdad. Deberá negociar como no lo hizo en el caso de la designación del gabinete, ámbito que no se siente cómodo.
Es allí donde el Partido Nacional – desde el Directorio – tendrá que consensuar su acción frente a la avalancha de proyectos de ley anunciados apoyando únicamente aquellos o parte de ellos que sean beneficiosos para la Patria y sus habitantes descartando aquellos discriminatorios y de tono populista que otorgan derechos pero no establecen obligaciones.
La bancada opositora del Partido Nacional tendrá el delicado deber de actuar con unidad y altura, defendiendo los intereses de todos los uruguayos y controlando desde los entes públicos -donde sean invitados a participar- la transparencia de la gestión junto al control de los gastos.
“Hemos construido un Partido Nacional que se mira en el espejo y se sonríe; está orgulloso de hacer las cosas bien”, Luis Lacalle Pou.