“La exposición de Nisman hubiera sido un escándalo”, dijo un exjefe de la Side

TomaEl exresponsable de la Secretaría de Inteligencia (la exSIDE) de la Argentina, Miguel Ángel Toma, afirma que la muerte del fiscal Alberto Nisman es un homicidio y no descarta que el funcionario haya sido ultimado por un sicario iraní. Al mismo tiempo descalificó los anuncios de la presidente Cristina Fernández de Kirchner en cuanto a disolver la Secretaria de Inteligencia y formar otra unidad.

En una entrevista concedida a Correo de Punta del Este, Toma habló en Uruguay de los hechos que conmocionan a su país y mantienen la atención del mundo entero sobre el tema. Como profundo conocedor del sistema de inteligencia de su país y, en particular, de la causa AMIA, en la que oportunamente le tocó actuar, opina que el caso está resuelto y avala las conclusiones del fiscal Nisman acerca de la responsabilidad de Irán en el atentado contra la mutual judía, ocurrido el 18 de julio de 1994. De hecho, Toma ha pedido la desclasificación de todo el expediente para transparentar la verdad.

—¿Qué opina del anuncio hecho por la presidenta Cristina Fernández acerca de la disolución de la Secretaría de Inteligencia, ex SIDE?

—Disolver la Secretaria de Inteligencia y conformar una nueva agencia es cambiar el collar pero dejando al mismo perro. El problema y la responsabilidad no son de las instituciones sino de quienes la conducen. Además en eso se encubren dos trampas. Una, es pasar las escuchas a la Procuración conducida por la fiscal (Alejandra) Gils Carbó lo cual es garantía de parcialidad. No estamos frente a una funcionaria independiente sino ante una militante kirchnerista. Y segundo, al prever que las nuevas autoridades de la Agencia Federal de Inteligencia tendrán que tener aprobación del Senado, lo cual implica estabilidad en el cargo, significa ponerle un caballo de Troya en las tareas de inteligencia a las autoridades que asuman 10 de diciembre.

—¿Qué pasó con Nisman? ¿Lo mataron? ¿Se suicidó?

—Lo de Nisman fue un homicidio. No importa si el gatillo lo apretó un sicario, un yihadista o la propia víctima. Fue un homicidio. No se quería que Nisman expresara frente al Congreso mostrando las pruebas que tenía de la brutal denuncia que había hecho. Las responsabilidades recaían sobre el Gobierno argentino. También sobre el Gobierno iraní.

—¿Quién es el autor intelectual del asesinato de Nisman?

—No tengo la certeza. En virtud de lo que yo estoy viendo del desarrollo de la investigación no descarto que acá haya una participación iraní en este hecho. Una operación de un sicario profesional sale cinco mil dólares. Hace el trabajo y enseguida se toma el avión. No deja pistas.

—¿A quién le sirve la muerte de Nisman?

—La muerte de Nisman es funcional al hecho de que no se hiciera público en su persona durante su comparecencia en el Congreso (Parlamento). La exposición de Nisman hubiera sido un escándalo de mayúsculas proporciones. La muerte de Nisman, de hecho, va a congelar esa misma denuncia.

—¿Por qué?

—Primero porque (Antonio) Stiusso no está más en la secretaria. Lo echaron. Y Nisman está muerto. ¿Qué se logró con eso? La desactivación de quienes habían impulsado, desde el punto de vista judicial y el punto de vista operativo, la investigación. Por suerte al juez de la causa, Ariel Lijo, no se lo va a condicionar así nomás.

—¿Usted cree que hay células dormidas iraníes en Argentina esperando ser activadas para cometer atentados?

—Considero que el señor Yussuf Khalil ocupa hoy el lugar que ocupaba Moshem Rabbani en los años noventa. Es obvio. Es el interlocutor con Luis D’ Elía. Y con otras personas, porque en el correr de los próximos días van a seguir saliendo escuchas.

—El gobierno apunta al exjefe de los espías, Antonio Stiusso, como responsable de la muerte de Nisman, ¿qué cree usted de esa acusación?

—Es una mentira. Es no conocer a Stiusso. Es no conocer la relación que Stiusso y Nisman tenían. Eran muy amigos. Era una relación construida por un trabajo compartido que llevó a establecer fehacientemente la responsabilidad de Irán. Por eso el hecho de sacar la causa de la jurisdicción argentina, desactivarla y convertir todo en una comisión de la verdad —como preveía el memorándum firmado con Irán— que evaluara la prueba, era correr no solo a Nisman y al juez Canicoba Corral. Y a todos los que investigaron este caso.

—El gobierno ha insistido en la responsabilidad de Stiusso.

—Decir que Stiusso puede tener algo que ver con esto es crear un nuevo mito urbano. El gobierno dice: “me tiran el cadáver el sistema mediático, los monopolios, los empresarios sojeros, los bancos que me hacen una corrida y Stiusso”. Es bárbaro. Es crear un supermonstruo. Ahora consiguieron otro para echarle la culpa de todo lo que pasa en Argentina.

—¿Cómo es Stiusso? Usted fue su jefe y lo conoció bien.

—Es un agente de inteligencia altamente eficiente y reconocido y prestigiado internacionalmente. Y como todo oficial de inteligencia tiene una gran verticalidad. Querer echarle la culpa a Stiusso es también una forma de autoincriminarse. Ellos (los Kirchner) llevan 11 años conduciendo a la agencia.

—¿Hay otros problemas sobrevolando o subyaciendo al servicio de inteligencia, según lo que deja entrever?

—El problema empieza cuando la presidenta le pierde la confianza política al numero dos de la Secretaría de Inteligencia, el kirchnerista Francisco “Paco” Larcher. Entonces resuelven desactivarla. Esto se ve en el presupuesto. Congelan los fondos y de forma paralela crecen exponencialmente los de la inteligencia militar.

Miguel Ángel Toma: un hombre clave en la inteligencia argentina

Es graduado en Filosofía y Teología en el Colegio Máximo de los Jesuitas de la Argentina y tiene 65 años de edad. Ocupó diversos cargos en la administración pública en Argentina. Entre ellos como ministro del Interior, secretario de Seguridad Interior, diputado nacional, titular de la Comisión de Defensa Nacional de Diputados y secretario de Inteligencia. Es corredactor de la ley de inteligencia del vecino país vigente desde el año 2001. Durante su gestión logró recomponer la relación de la SIDE con la CIA, así como con el Mossad.

El general Milani es la figura que sale ganando del episodio

El general César Milani, actual comandante en jefe del Ejército argentino y un hombre formado en inteligencia militar, aparece como la figura ganadora de todo este lío. En opinión de Toma, todo este episodio desde la destitución de Stiusso hasta la muerte del fiscal, lo ponen en posición favorable. “Milani hoy es lo más parecido a (Emilio Eduardo) Massera (comandante de la Armada durante la dictadura argentina). Es un personaje que tiene vocación política y que tiene una protección inaceptable por parte de algunos organismos de derechos humanos. El CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) que preside Horacio Verbitsky no remitió al Senado toda la información solicitada cuando se trató el ascenso de Milani. Recién la mandan cuando la madre del conscripto Agapito Ledo, un desaparecido que era secretario de Milani, lo denunció por lo ocurrido en Tucumán”. Y recoge palabras del escritor Jorge Asís y dice que por menos de lo que hizo Milani “hay casi dos mil militares presos por violaciones a los derechos humanos”.

“Con absoluta precisión”

El ex jefe de los servicios de inteligencia argentinos Miguel Ángel Toma reclama que la presidente Cristina Fernández de Kirchner desclasifique un informe de la SIDE que confirma la autoría iraní del atentado a la AMIA.

Toma aseguró que ese informe elaborado por la SIDE en el año 2003 confirma la autoría iraní del ataque sufrido por la AMIA el 18 de julio de 1994.

El dirigente peronista aseguró que el informe, realizado durante su gestión al frente de la SIDE, describe con absoluta precisión el día, la hora, el mes y el año cuando fue resuelto el atentado. El autor del mismo y hasta como fue armado el explosivo empleado.  Toma dijo que la decisión de atentar contra la AMIA fue resuelta en la reunión del Consejo Supremo Islámico efectuada las 15:30 del 18 de agosto de 1993 en la ciudad sagrada de Qom bajo la presidencia del ayatolá Ali Jamenei, la máxima autoridad religiosa iraní de la época.

“Tenemos hasta la foto de la tumba del inmolado en el valle del Bekaa. En la causa está todo. Por eso el juez Rodolfo Canicoba Corral pidió la captura de los ocho iraníes implicados en el atentado. El problema pasa porque no se puede elevar la causa a juicio oral. Por la sencilla razón que Irán se niega a extraditar a los iraníes acusados. En Argentina no existen los juicios en ausencia. Esto es lo que demora la actuación judicial. Es una causa abierta”, afirmó Toma.

Por esta razón Toma reclamó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que desclasifique el citado informe elaborado por la SIDE en el 2003 donde queda de manifiesto la autoría iraní del atentado que mató a casi un centenar de personas el 18 de julio de 1994.

El suicida

El trabajo de la SIDE del año 2003 permitió identificar al terrorista del Hezbollah que se suicidó haciendo estallar la camioneta traffic cargada con 400 kilos de amonal y cuatro de C4 a modo de tren de fuego o iniciador. Ibrahim Hussein Berro fue el conductor de la camioneta. Fue enterrado a la usanza árabe. Una roca blanca ocupó su lugar en una tumba vacía en el valle del Bekaa. Su esposa percibe una pensión de 300 dólares mensuales.

El artefacto

Toma explicó que el trabajo de la SIDE permitió, en el año 2003, establecer cómo fue armada la bomba que arrasó a la mutual judía de Buenos Aires. El cerebro de la operación fue el agente de inteligencia Mohsen Rabbani, que operaba como agente cultural de Irán.

“Moshen Rabbani compró el explosivo. Iba comprando fertilizante y con un simple alambique separó el nitrato de amonio del resto. Compraba de a poco para no llamar la atención en la parte de jardinería de cualquier supermercado. Con eso preparó 400 kilos de amonal. El iniciador fue el explosivo C4 que trajo al país un buque iraní. Esto está en la causa. La camioneta fue adquirida por Rabbani a Telleldín. Arman la bomba, la empacan, le colocan bordes de acero para poder dirigir la onda expansiva sobre el lado derecho de la camioneta. En el sentido del tránsito de la calle donde se encontraba la AMIA”, narró Toma.

La pista Siria

Toma explicó que Siria también es responsable por omisión al no vetar la decisión iraní de volar la AMIA. “Siria tenía un control de veto sobre las decisiones del Hezbollah. Estaba en conocimiento de lo que iba pasar. Como el Hezbollah estaba bajo su jurisdicción pudo haber vetado el atentado. No lo hizo. Es responsable por omisión”, indicó.