La observación de las ballenas francas que se concentran entre los meses de julio y octubre en el este del país ya es una “actividad turística” que contribuye a diversificar la oferta y extender la temporada. La normativa vigente establece que las aguas territoriales son santuario de ballenas y delfines y procura su preservación. Otras disposiciones prohíben disturbar a los cetáceos en las áreas de desplazamiento, descanso y reproducción, recordaron este viernes las autoridades al lanzar la novena edición del lanzamiento oficial de la temporada de ballenas. Además de la directora general del Ministerio de Turismo, Hyara Rodríguez y el director de Medio Ambiente de la Cancillería, Carlos Rodríguez Brianza, del evento también participó el presidente del Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU), Javier Salsamendi. Este viernes en Maldonado, el jerarca informó que un grupo de niños atendido por el Inau en el interior llegó a Maldonado para observar a los animales.
El avistaje de ballenas francas se concentra principalmente en la bahía de Maldonado a la que los mamíferos migran desde el extremo sur del continente.
Según un impreso elaborado por el Ministerio de Turismo, actualmente más de 13 millones de personas contratan salidas para el avistamiento de ballenas en más de 100 países. La actividad genera 2,1 billones de dólares por año en todo el mundo.
Rodríguez destacó que esta modalidad contribuye a la diversificación de la oferta turística durante todo el año y constituye una fuente de recursos económicos y mejora de la calidad de vida de los operadores turísticos de Maldonado fuera de la temporada estival.
Santuario
En tanto, Rodríguez Brianza recordó que la aprobación de la Ley No. 19.128, de 2013, establece que las aguas territoriales uruguayas son un santuario de ballenas y delfines. Además, anticipó que en el mes de setiembre, en una reunión de la Comisión Ballenera Internacional, Uruguay suscribirá una resolución a favor de la conservación de la especie.
En tanto, Salsamendi elogió el respaldo recibido para que una delegación de 80 niños de la institución que preside llegara a Maldonado, junto a guías balleneros, a recorrer los puntos estratégicos para el avistaje de estos mamíferos.
El jerarca valoró que la experiencia permita a muchos niños que nunca han visto una ballena generar relatos. Dijo que es un hecho simbólico porque la iniciativa hace que Punta del Este no sea solamente un privilegio de pocos. También llamó a preservar la especie y a prepararnos para un país no insular que será más marítimo que terrestre, en alusión al acuerdo logrado en Naciones Unidas que habilita a extender el límite exterior de la plataforma continental, más allá de las 200 millas marinas.
No acercarse
En 1995 la población mundial de ballenas francas, con 5.000 ejemplares, estuvo en peligro de extinción. Las acciones emprendidas por varios estados llevaron a que el número creciera a 7.000 ejemplares. Su recuperación es lenta debido a que las hembras tienen una cría cada tres años.
Los ejemplares miden entre 14 y 16 metros de longitud y su peso varía entre los 40 y 60 toneladas. Llegan a vivir 250 años y se desplazan a una velocidad de entre 15 y 30 kilómetros por hora.
La Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA) recordó en los últimos días que la normativa vigente (decretos No. 238/998 y No.261/002) establece que están prohibidas las actividades que impliquen disturbio, ahuyentamiento o molestia a los cetáceos en las áreas de desplazamiento, nado, descanso, reproducción, de cría o asentamiento.
Salvo casos expresamente autorizados no se permite nadar, bucear, circular con motos náuticas, pescar y acercarse con embarcaciones no registradas a menos de 300 metros de las ballenas.