
Las casetas destinadas a los guardavidas, están siendo objeto de actos vandálicos este año como nunca antes. Todos los días, cuando los bañeros bajan a la playa, se encuentran con que alguien ha arrancado trozos de madera, que han roto a golpes o patadas alguna puerta o que hay signos de que alguien intentó prenderlas fuego, denunciaron ayer los guardavidas. Por supuesto, se han hecho controles y todo hace suponer que los depredadores son todos adolescentes. El último fin de semana fueron detenidos varios menores de edad, que también atentaban contra la cartelería instalada en las playas.
Según informó FM Gente, los propios guardavidas junto con efectivos de Prefectura detectaron que centenares de personas bajan a la playa en horas de la noche; pero los destrozos corren por cuenta de los más chicos y su clásica tormenta hormonal. A algunos se los vio treparse a las casetas y saltar como para probar cuánto aguantaban los techos sin desmoronarse. Así es que la IDM ha tenido que reponer algunas partes o cambiar otras, mientras los guardavidas se preguntan qué hacer para frenar el vandalismo. De acuerdo a la emisora, las casetas de algunas paradas en particular están “entre las más vapuleadas del verano: Zorba, Papa Charly, La Olla y Los Dedos”. Y este lunes fue vandalizada otra más en la parada 28.
En el operativo coordinado entre la Unidad de Guardavidas y Prefectura se detuvo, hacia las 2.30 de la madrugada del sábado, a un grupo de jóvenes que supuestamente eran responsables por algunos daños y posible inicio de fuego. Todo fueron liberados con el correr de las horas.
Contra los carteles
De acuerdo a declaraciones formuladas a la emisora por integrantes de la Unidad de Guardavidas, también la cartelería está sufriendo la depredación juvenil. Por ejemplo, desde Manantiales hasta la Laguna Garzón desparecieron o fueron dañados todos los carteles que señalaban las zonas sin guardavidas, salvo uno que permaneció incólume.
“Es un tema cultural”, estimó un avezado guardavidas a la emisora. “Muchos de los que eventualmente destrozan de madrugada son los mismos que a otra hora van con sus familias a las playas y están bajo nuestro cuidado”.
Otro trabajador indicó que si bien el vandalismo es cosa habitual en las temporadas, este año “les están dando una paliza bárbara” a las casetas. “Siempre las casetas de turno eran las de la 25 y 28 de la Mansa; en la Brava nunca había pasado” tanto destrozo, explicó otra fuente. “Con los carteles nunca sucedió que desaparecieran tantos y de esta forma”, añadió. Los tiempos cambian y también los jóvenes. O son más o sencillamente son más revoltosos que los de hace apenas unos años. Cada caseta costó a la IDM la friolera de U$S 14 mil, un monto que generó revuelos y pedidos de informes.