
Por el Esc. José Luis Rapetti Tassano
En un libro de los amigos el Maestro Enrique José Marrero, Heber Cruz y Dr. Haroldo Pi, sobre Leonardo Olivera, que en la Casa de la Cultura de Pan de Azúcar “Álvaro Figueredo”, fuera presentado por el Dr. Alejo Fernández Cháves, se reprodujo una opinión perteneciente a un Sr. Perdomo de la localidad de Castillos, sobre el General Leonardo Olivera, que no compartimos. Se dice allí que Leonardo Olivera nació en Castillos y no en San Carlos. Ni nosotros ni el Dr. Alejo Fernández Cháves, carolinos ambos, estamos de acuerdo con el profesor de Castillos Jesús Perdomo que sostuvo tal cosa, a nuestro entender sin fundamento alguno.
Nuestra sorpresa fue grande, pues los carolinos siempre hemos tenido como coterráneo a Leonardo, y creemos firmemente que es así. Reaccionamos ante esa afirmación, no por un mero orgullo localista, que sí, también lo tenemos y mucho, los nacidos en San Carlos. Es que ahora nos quieren arrebatar una figura nacional, un héroe de la Independencia que nos pertenece íntegramente.
UN ARGUMENTO ENDEBLE. El profesor Perdomo inicia su argumentación queriendo probar que el padre de Leonardo Olivera fue un vecino de lo que hoy es el pueblo de Castillos, en aquel tiempo de la Colonia española era un paraje rural y muy arenoso. Para ello debe recurrir a un artilugio de probanzas basadas en la presunta posesión de un Sr. González que debía ser lindero de don Manuel de Olivera, padre de nuestro héroe, en zona de Castillos. Por otro lado recurre a un escrito del Dr. Amadeo Molina Faget, un destacado ciudadano de Castillos ya fallecido, que sostiene que el padre de Leonardo Olivera era capataz de una estancia. Tal vez pudo devenir en propietario, pero todo eso no prueba que Leonardo Olivera haya nacido en ese paraje rochense. Sostiene el profesor Perdomo que como la partida de bautismo de la Iglesia de San Carlos tiene una fecha de un mes siguiente a la de nacimiento de Leonardo, eso significa que fue el tiempo que demoró la familia en llevarlo a San Carlos. Que la persona que figura en dicha partida, que entonces equivalía a la de nacimiento, un Sr. Gregorio Aguirre fue quien le administró ese bautismo. Argumenta Perdomo que Aguirre era vecino de Manuel Olivera en Castillos y amigo de la familia. A la vez pretende negar que Manuel Olivera tuviera campos en zona de Pan de Azúcar, porque según el libro de Martínez Rovira, no figura como propietario que tuviera salida fiscal entre las que tuvo conocimiento dicho autor. Sería bueno que tuvieran en cuenta que en el Uruguay no hay registro de las Salidas Fiscales como tampoco lo hay de las Salidas de Dominio Municipal. Y que en cuanto a los campos, éstos se otorgaban por los procedimientos establecidos por la Leyes de Indias de 1680; que no eran necesariamente por compraventa sino que hubo varias formas de llegar a tener la posesión, y que muchas veces ella retrovierte a la Corona, y en los campos especialmente fueron comunes las concesiones por decretos reales. El padre de Leonardo Olivera por algún modo de adquirir esos derechos sobre un inmueble, los ejerció y se ubicaban en el entorno a Pan de Azúcar.
LEONARDO NACIÓ en SAN CARLOS. Seguramente fue así. No falta quienes encuentren posible su nacimiento en el campo de su padre entre Pan de Azúcar y San Carlos. Pero la partida de bautismo es terminante. Dice el Cura Párroco de San Carlos Manuel Amenedo Montenegro: “El 24 de diciembre de 1793 puse Óleo y Crisma a un niño que nació el 26 de noviembre y se llamó Leonardo, hijo de Manuel de Olivera y Ana Teyxera, el cual fue bautizado solemnemente en caso de necesidad por un secular llamado Gregorio Aguirre.. Lo presentó en esta Iglesia el dicho Gregorio Aguirre, a quien advertí de su obligación por la educación cristiana…”
Esta transcripción es textual de la reproducida por el profesor Perdomo en el citado libro de Enrique Marrero , Dr. Haroldo Pi y Heber Cruz. Coincide con lo que expresa el reconocido historiador carolino don Carlos Seijo, autor de la obra “Carolinos Ilustres, Patriotas y Beneméritos” donde inequívocamente señala a Leonardo Olivera como carolino. Según Seijo, “el niño debió nacer enfermo” y sigue “pues fue bautizado privadamente, en caso de necesidad, por un secular….” Y sigue igual que lo reproducido por Perdomo.
Cabe preguntarse algunas cosas= A)- ¿Qué fundamento tiene el Profesor Perdomo para sostener que el niño nació en Castillos y demoraron casi un mes en traerlo a San Carlos? No lo dice; elucubra solamente con la demora. No prueba nada el Profesor Perdomo. B)- En cambio, ¿no le llama la atención que Gregorio Aguirre estuviera de cuerpo presente ante el Cura Párroco de la Iglesia de San Carlos, Manuel Amenedo Montenegro, en el bautismo de “óleo y chrisma”? Los niños cuando nacían enfermos, se demoraban en bautizarlos por razones obvias. Otra interrogante: C)- ¿Qué hecho impedía que un hombre con campo en Castillos, y campo y residencia en San Carlos y Pan de Azúcar, tuviera su hijo en San Carlos? D)- ¿Tuvieron en cuenta Perdomo y Molina Faget que la esposa de Manuel Olivera, y madre de Leonardo era doña Ana Teyxera, nativa y domiciliada en San Carlos, y que era natural que el alumbramiento fuera aquí, y no ir a tenerlo en un lugar tan lejano, aislado y sin protección alguna como Castillos, sin ninguna población cercana porque ni Rocha existía? ¿Cómo puede pensarse que una mujer carolina como Ana, fuera a dejar su casa en San Carlos para ir próxima al parto a un desolado paraje muy distante de sus comodidades habituales? ¿Tuvieron en cuenta que Manuel Olivera era azoreño, integrante de una de las familias que traía don Pedro de Cevallos, para fundar San Carlos, y que doña Ana Teyxera o Teixeira , carolina, era hija de portugueses que también vinieron con Cevalllos para el mismo fin? E)- ¿Sabían que el niño fue educado en Maldonado, y no en los campos Rocha donde no tenía forma de hacerlo, y que por algo debía ser? Se invoca a la Dra. Fajardo Terán, quien no ahondó estudios sobre el origen de Leonardo, de la que Perdomo afirma “con bajísimo perfil y como con pudor, tal vez para no encrespar a los carolinos…” que Olivera naciera en tierras rochenses (ni siquiera refiere a Castillos), Frase dicha sin aportar ninguna prueba como hubiera correspondido observando cierto rigor científico, pero claramente para halagar al público receptor de la Capital rochense.
La mayor autoridad en la materia, que es don Carlos Seijo, informa que en la Partida, Libro II folio 103 de la Iglesia de San Carlos, se expresa que Leonardo era” hijo de Manuel de Olivera, natural de Santa Catalina y de Ana Texeyra, de esta Parroquia”. Es de hacer notar que el libro citado de Seijo trae una pormenorizada relación de las familias que vinieron con el General Pedro de Cevallos desde Río Grande a fundar San Carlos, y entre ellas figuran varios jefes de familia con el apellido “Teixeira”, que bien podía haberse confundido en alguna escrituración y deformarse a “ Teyxera”, como surge en algunas transcripciones. Así, Simón, Felipe, Thomé, otro también de nombre Simón, eran Teixeira, todos ellos casados, con 1,2, y 3 hijos y una y dos carretas; también Francisco Oliveira, con un hijo y 2 carretas.
SOLO CONJETURAS, NO APORTAN PRUEBAS. El profesor Perdomo asigna una veracidad al relato del Dr. Molina Faget, que no sólo no comparto, sino que creo no se ajusta a la realidad, pues no aporta prueba del nacimiento en Castillos de Leonardo Olivera. Sólo dice que su padre tuvo un campo allí, desviándose en relatos laterales, pero ignora el vínculo con su campo en cercanías de Pan de Azúcar, y su domicilio en San Carlos, y el vínculo de toda la vida del héroe con su ciudad carolina, y su pertenencia al batallón Maldonado, al que se incorporó en San Carlos con Manuel Francisco Artigas, para ir a pelear en la Batalla de Las Piedras con solamente 17 años. Finalmente, las pruebas aportadas son concluyentes que Leonardo es carolino, vivió en San Carlos y tuvo campo en cercanías de Pan de Azúcar. Aquí los “castillenses” sólo han hecho conjeturas, y manifestaciones voluntaristas de corte netamente localista. Pero con eso no alcanza. La Historia es una ciencia, y cada aseveración debe tener un respaldo probatorio, lo demás carece de valor histórico.
El profesor Perdomo no toma en cuenta (y debe saberlo) el tema jurisdiccional.
Cuando nace Leonardo (1793) sólo existían las palmeras pero no Castillos (que incluso no se llamó así en 1866, porque era “San Vicente Mártir”). La población denominada “Nuestra Sra. de los Remedios de Rocha” recién tuvo jurisdicción en 1801, evidentemente posterior al nacimiento de Leonardo. Perdomo esgrime como argumento (y de manera bastante arrogante, porque ha desafiado que los carolinos le salgan al paso) documentación que Astigarraga entregó a Molina Faget, como si no la conociéramos aquellos que durante años hemos trabajado en el archivo parroquial.
Me parece lamentable que se pretenda confundir sin decirlo todo.