
Veo con profunda tristeza como dirigentes políticos y profesionales de la economía se refieren sin ningún respeto a los resultados fiscales de los gobiernos, es decir, al déficit fiscal crónico y faraónico de la economía uruguaya alcanzado por cada administración y financiado con mayor endeudamiento nacional y más inflación a través de la emisión de dinero sin respaldo.
La respuesta de la Administración Mujica y Vázquez es simple, los partidos tradicionales lo hacían. Yo tenía entendido que todas las críticas previas a la toma del poder en 2005, paulatinamente se irían corrigiendo, inclusive en 10 años pasar a tener un superávit fiscal.
Pero, no es así, les encanta vivir con la herencia maldita a través de su maligna gestión. Son felices contándole al pueblo que ha subido el PIB (no por sus políticas), que los salarios han crecido, que la desocupación ha disminuido (hay 850.000 uruguayos que perciben $ 14.000 pesos promedio en salarios nominales), que la administración de la deuda pública es un éxito, que hay más sindicatos y sindicalistas ricos y que el endeudamiento del país tiene una mayor proporción de moneda nacional indexada.
Cada una de las afirmaciones progresistas de sus ricos dirigentes tiene su otra cara. Por ejemplo, tomar endeudamiento en Unidades Indexadas y pagar una mayor tasa de interés que la ofrecida en el mercado internacional a través del financiamiento en dólares a tasas inferiores a 1% es tomarle el pelo a toda la población que dicen defender. A través del pago de impuestos, IRPF, IVA, etc., se financia este despropósito, haciendo más ricos a los capitales especulativos del mundo desarrollado que compran estos papeles.
El déficit fiscal en los 12 meses a junio 2014 muestra una aceleración respecto a los dos meses anteriores, situándose en el mayor nivel desde 2003 y alcanzando a US$ 1.852.000.000 mientras los intereses de la deuda externa se ubicaron en 2,7% del PIB, casi US$ 2.000.000.000.
Las empresas públicas a junio 2014 acumulan una pérdida de US$ 197.000.000, sobre todo por el mal resultado de Antel (Arena Antel Incluido), que en el período enero-junio perdió US$ 123.000.000 mientras Ancap perdió US$ 91.000.000, UTE perdió US$ 1.700.000 en el semestre y la Agencia Nacional de Vivienda US$ 4.300.000 millones.
¿Como se explica que en la década de mayor bonanza de la Historia del Uruguay nos encontremos con estos espantosos e injustificables resultados económicos cuando los presupuestos de la enseñanza, la salud y la seguridad pública fueron fuertemente incrementados en recursos sin alcanzar ningún resultado positivo en sus logros?
Menos educación (las mismas aulas y baños sin reparar), menos salud (hospitales, facilidad de acceso a la atención, policlínicos), menos seguridad (más robos, más delincuentes, más cárceles, más agresiones), menos viviendas económicas, menos relaciones diplomáticas con los vecinos, menos y menos, en un país que económicamente se encuentra pésimamente dirigido sin saber cuál es el rumbo, sin conocer un plan económico verdadero y dejando la Reforma del Estado y el Consejo Nacional de Economía para otra oportunidad.
No tengo duda que los progresistas han trabajado en el gobierno para hacer bien las cosas. No obstante, se han equivocado y vaya que se han equivocado en las formas de gastar tanto dinero en perjuicio de los orientales, en no saber invertir los dulces fondos del IRPF del Cr. Astori y manteniendo la amnesia nacional sobre los grandes hombres y partidos que construyeron esta hermosa República desde 1825.
Como decía un amigo “past is past” refiriéndose a planear el futuro. Sin embargo, segundas partes nunca fueron buenas y hoy el progresismo ofrece un añoso candidato a la presidencia sin un estatus político adecuado, soberbio, y autoritario juntándose esta vez con un perdedor genetista recibido en la Universidad de la Habana y responsable de la asombrosa pérdida patrimonial de todos los uruguayos en el monopolio que presidió.
Como un accionista más de esta República Oriental del Uruguay no puedo permitir más que gestiones malignas disminuyan el Patrimonio de la República a través de esta mala praxis en perjuicio de todos los uruguayos que de una forma (más impuestos) u otra (más inflación) terminaremos pagando por enfoques y políticas erróneas. Debemos cambiar la Administración.