
Un individuo que hace unos días había robado a turistas brasileños que se hospedaban en un chalet de Portezuelo decidió entregarse a la Policía y confesar su delito. Según su propio relato, motivos religiosos lo impelieron a declararse culpable para purgar su falta.
El sujeto había robado un cofre de seguridad con varios documentos y otros objetos, que luego aparecieron abandonados en un baldío de la zona. Días más tarde, los agentes se sorprendieron al recibir al individuo que llegó para confesar su crimen. Cuando le consultaron sobre los detalles del hecho y por qué había decidido entregarse, el hombre contó que se había unido a un grupo religioso, en cuyo seno había escuchado la voz de Dios y la del pastor. A dúo, las voces le dijeron que confesara lo que había hecho para limpiar sus culpas. Ahora se encuentra a disposición judicial.