Por las nubes: la leña ha subido y ya no está al alcance de todos

leñaHasta hace unas pocas décadas, los bosques de la zona proveían de leña gratuita al vecindario. Era común salir del área urbana e internarse en los montes cercanos -por ejemplo el “monte quemado”, hoy completamente urbanizado- para recoger piñas, ramas y troncos que podían alimentar las estufas durante varias semanas. Esa posibilidad desapareció hace varios años y ahora hay que pagar la leña a precio de oro. Al punto que el consumo de leña ya es de difícil acceso para los hogares de clase media; no para aquellos que pueden invertir en estufas de última tecnología que pueden calentar viviendas de hasta tres dormitorios con apenas treinta kilos diarios.

“Para la clase media la leña es un lujo porque la canasta básica de alimentos es muy cara. La mayor parte del ingreso familiar se va para los alimentos. Es un privilegio consumir leña”, explicó Gastón Clavijo, de Leñería Vialidad, la más importante de Maldonado. “Una casa común de tres dormitorios gasta 1.500 kilos por mes. Hablamos de unos 5 mil pesos por mes. Como el ingreso promedio de una familia es de unos 35 mil pesos mensuales comer es caro, la leña ya es un lujo. Hace tres o cuatro años atrás eso no pasaba. Por eso la leña no es para todos. Y el que tiene mucha plata compró las estufas que consumen treinta kilos por día y calientan toda la casa”, agregó.

Clavijo señaló que “antes gastaban 150 kilos diarios. El que puede invierte los cinco mil dólares que cuesta la estufa y las tuberías para toda la casa. Son estufas inteligentes que cuando calientan cortan. Con apenas treinta kilos por día calientan toda la casa las 24 horas al día. Antes esas casas para calentar la sala principal y alguna otra parte gastaban dos mil kilos al mes y encima no podían dar calefacción al resto de las habitaciones”, agregó.

Inflación explicada

Este año, una tonelada de leña de eucalipto cuesta 2.890 pesos y cada cien kilos 330 pesos. La coronilla sale 5.000 pesos la tonelada y 550 pesos cada cien kilos.

Clavijo explicó que las leñerías sufren la competencia generada por la instalación de las plantas pasteras en el país. “El tema es muy complicado porque es muy difícil conseguir gente que corte la leña y luego espere un año para vendérsela después a las leñerías. Es más fácil llevárselas a UPM o Montes del Plata. Es más fácil llevar la leña verde y agarrar la plata enseguida. Cortar un monte de árboles con el mismo grosor y leña que necesitan las plantas es más fácil vendérsela a UPM aunque le paguen menos. Pasa que tienen la plata en la mano lo que no ocurre si quieren vendérsela a las leñerías que si bien le pagarán más tienen que esperar que la leña se seque en el campo”, añadió.

“A nosotros nos queda la migaja, lo que no aceptan ni UPM, ni Montes del Plata. Es esa circunferencia de ocho centímetros que la pastera no acepta”, indicó.

Por otra parte, dijo que “en Maldonado no hay tanta leña colorada porque en Montevideo se paga mejor. El precio final en Montevideo es de unos 4 pesos. Acá es de 3 pesos. Esa diferencia de un 1 peso hace que la leña buena se vaya para Montevideo. Hablamos de lo mejor del eucalipto que es la astilla colorada. Como en Montevideo hay un mercado fijo, pizzerías y restaurantes, la mejor leña tiene un mejor precio que en el interior”, añadió.

Con las leñas de árboles autóctonos el precio es muy alto tanto para el comerciante como para el consumidor final. “Es prácticamente inalcanzable. Una tonelada de coronilla cuesta 5 mil pesos. Es para potentados”, sentenció Clavijo.