Triple homicida fue enviado a prisión

picafloresLa jueza penal Adriana Morosini dispuso el procesamiento y prisión del triple homicida, P.G.S., imputándole tres delitos de homicidio muy especialmente agravado.

La fiscal Adriana Arenas pidió la aplicación de delito previsto por el artículo 312º del Código Penal que establece una pena máxima de 30 años.

En este caso fuentes del caso aseguraron ayer que P.G. saldrá de la cárcel en la que le toque cumplir la pena cuando tenga más de 60 años.

En el fuero local aseguraron que este crimen se asemeja mucho a los cometidos en los años noventa por el asesino serial Pablo Goncálvez.

Por el doble homicidio de un armero de Montevideo y de su hija, ocurrido en Piriápolis la justicia de Maldonado aplicó una pena de 26 años de penitenciaría. El autor de la violación y del homicidio de la niña Pamela Silva fue condenado a 22 años.

Caso Alejandro Von Graevenitz

El múltiple homicida fue procesado de acuerdo a lo establecido en el inciso 2º del citado artículo del Código Penal. El mismo fija una pena mínima de 15 y una máxima de 30 años cuando la muerte fue ejecutada por precio o promesa remuneratoria.

Fuentes del caso recordaron que el asesino serial fue el principal sospechoso investigado por la Policía a partir de la muerte ocurrida el sábado 4 de abril pasado. Si bien P.G. fue detenido en dos ocasiones y remitido ante el juez penal de turno, tuvo coartada que lo ubicó fuera de la escena del crimen. El informe forense aseguraba que el homicidio había ocurrido cuando el ahora procesado estaba en otro lugar con testigos. De su confesión se comprueba que en realidad el homicidio ocurrió tal como lo suponían los investigadores policiales. Según P.G. la hermana del occiso le pagó 5 mil dólares por el trabajo.

El caso Koni

El crimen de la joven Koni Silva fue el último que confesó el detenido en la noche de este martes, cuando llegaba a su fin una extensa jornada de interrogatorios y reconstrucciones.

P.G. fue procesado por lo establecido en el inciso 4º del citado artículo que prevé una condena de hasta treinta años cuando el homicidio fue realizado para preparar, facilitar o consumar el delito, aún cuando éste no se haya realizado. El asesino ultimó a la joven de 19 años porque empezó a pedirle cosas reiteradamente después de que le contara que había sido el autor de la muerte del productor de arándanos. “Me tenés que comprar aquello”, le dijo en reiteradas ocasiones Koni al asesino.

Claudia Von Graevenitz

En este caso, P.G. fue procesado por lo dispuesto en el inciso 1º del citado artículo: “homicidio muy especialmente agravado con impulso de brutal ferocidad”.

P.G llegó al hostal alrededor de las 03:00 del domingo en un taxi que tomó en la doble vía Maldonado San Carlos. El taxista narró después que el sujeto no pagó el viaje porque le contó que había sido robado mientras circulaba en su moto. El viaje entre la ex ruta 39 y el hostal costó 500 pesos.

Al llegar al hostal, su habitual lugar de trabajo, se acostó para descansar de la trajinada jornada. En la noche anterior la Policía lo había perseguido y baleado, pero había logrado huir a campo traviesa sin uno de los championes que calzaba, que se le había quedado enganchado en un alambrado.

La muerte de Claudia Von Graevenitz se produjo de pura casualidad. La mujer llegó en el mediodía del domingo al hostal para llevarse unos perros. Ahí se encontró con P.G. a quien le había pedido que vendiera todos los muebles de la finca porque pensaba venderla. Todos menos el recibidor, por lo que la mujer comenzó a reprocharle ese error. Eso generó una discusión que fue subiendo de tono hasta que el individuo reaccionó violentamente: tomó una navaja que encontró en una mesa, le aplicó varios puntazos y le seccionó la yugular.

El sujeto huyó del lugar en la camioneta Nissan propiedad de Claudia. Se dirigió a la zona boscosa de Chihuahua donde la dejó escondida entre unos arbustos. Luego salió caminado hacia la casa de sus padres en Ocean Park del otro lado del arroyo El Potrero. En la casa se bañó, comió algo y quedó pensativo al lado de la estufa. Luego le pidió a su madre que llamara a las autoridades policiales.