Columna de opinión: “De Marx a Groucho”, por David Rabinovich

 

Nací marciano (en marzo), me hice marxiano (hincha  del Groucho Marx) y me mantengo más o menos cuerdo, a pesar de mi persistente marxismo. El primero de 14 principios que guiaban a Marx (Groucho) propone: “Sólo hay una manera de saber si un hombre es honesto: se lo preguntas. Si responde que sí, seguro que es corrupto.”

Cada 5 años. Elegimos representantes y en sus manos delegamos nuestro tan mentado `poder de decidir´. Aunque las promesas incumplidas no son excepción sino regla, el sistema parece funcionar. En general los pobres, que son muchos, votan; pero los ricos, que son pocos, gobiernan, imponen su hegemonía, su dominio económico y cultural que se concreta en político. Contra toda lógica las mayorías aceptan un sistema que las perjudica. Parte de esas mayorías son las más o menos extensas capas medias, convencidas de ser depositarias de toda la sabiduría y el sentido común. Cuando las mayorías asumen que el sistema no funciona en su beneficio, buscan alternativas. Aparecen gobiernos que  no  están alineados con los poderes más concentrados y ensayan alguna forma de justicia social. Pero el idilio no dura. El sistema limita los progresismos, impone su lógica, los fagocita o los asfixia económicamente. En última instancia si se hace necesario, se saltean los formalismos y las buenas maneras. Proceden a sacar del gobierno toda forma de amenaza al “estado de cosas” (status quo). Para eso tienen el sistema de medios, una parte importante del Poder Judicial y las grandes cámaras empresariales. También juegan su papel policías militarizadas y/o fuerzas armadas profundamente reaccionarias. Con el Plan Cóndor se hicieron cargo de la tarea sucia, ahora están en segundo plano, dispuestas para ‘advertir’ o actuar. En nuestra América amplios sectores de las capas medias apoyan eso. Lejos de entender que sus intereses son semejantes a los de las masas desposeídas, aspiran a ser clase alta y preservar el sistema.

Cultura de época. ¿Cómo se instala la resignación ante desigualdades tan injustas como innecesarias? ¿De dónde sale una aceptación funcional al ideal consumista, al talante competitivo, al individualismo inclemente? Es un proceso histórico largo, de acumulación de poder por parte del capital y concentración de éste en un pequeño círculo de privilegio. Las derechas piensan en función de los intereses de la propiedad privada y concentrada.

Mientras, las izquierdas se sumergen en la dinámica perversa de juntar más votos,-sin los que no se accede al gobierno- que es el único mecanismo “legítimo” para instrumentar los cambios comprometidos. Así, los progresismos quedan entrampados en los dilemas que plantea administrar la tensión entre lo deseable y lo posible, la realidad y lo realizable.

El amplio movimiento que sustenta un gobierno progresista tiene demasiados matices en su interna. Un gobierno conservador puede tener poco apoyo, pero la receta está bien definida. Zorros libres y gallineros sin perros guardianes.

Para muestra… Explica Rodrigo Arim1, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas: “Bajo un sistema impositivo con tributos a las rentas, el Estado percibe ingresos a partir de tomar una parte del flujo de ingresos percibido por los ciudadanos. El ingreso que efectivamente queda disponible, puede ser asignado al ahorro –transformándolo en riqueza o patrimonio– o al consumo.”Para la derecha “Cobrar un impuesto sobre el patrimonio sería como volver a gravar la porción del ingreso que “se salvó” del Estado una vez que fue deducido el impuesto a la renta de las personas físicas.” Y esta línea de pensamiento es ampliamente aceptada. Él la cuestiona con sólidos fundamentos y defiende la instalación de un impuesto a las herencias que provoque un impacto distributivo importante de la riqueza. Esa discusión es impensable en el Frente Amplio uruguayo de hoy. Atrapado en las promesas de “no más impuestos” está jugado al crecimiento que pueda aportar la gran inversión extranjera.

Austeridad republicana. En nuestra región la idea de democracia está asociada a la de república. El artiguismo, que proponía la federación de repúblicas libres e iguales como modelo, conserva una improbable vigencia. El proyecto de las Provincias Unidas es, todavía, sólo un propósito que se conserva vigente. En aquella línea de pensamiento la ‘viveza criolla’ no tenía buena prensa, la honestidad se valoraba y ‘la palabra dada’ era sagrada. De la mano de la modernización nos vendieron la idea de que “todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”. Falta conciencia de que esa filosofía de la vida es esencial para la supervivencia del sistema. Si todos son iguales…

Pero de iguales, nada. En el mundo hay reyes, en la Europa occidental, cristiana, democrática y desarrollada hay un montón de reinos. Es decir casas reales habitadas por familias que son parte de la realeza. Por eso los varones soñábamos con ser príncipes y salvar alguna princesa. En el mundo hay países débiles y pobres, gobernados por elites fuertes y ricas. Hay grandes empresas que son “el poder” real. Sus gerentes y dueños son el poder real y concentrado. Sueño dorado de las jóvenes generaciones.

La paja y la viga.“El más absoluto respeto y la defensa irrestricta de las instituciones del estado de derecho como base de una sociedad democrática debe ser una bandera irrenunciable de la izquierda, uno de sus principios básicos a sostener y difundir frente a cualquier opinión que se proponga desvalorizar su importancia.   

La humanidad no ha podido darse hasta ahora un sistema mejor para garantizar las libertades públicas y el respeto a los derechos humanos.  A partir del estado de derecho es que han podido hacerse realidad las sociedades más libres, más igualitarias y más prósperas del planeta. Ese es nuestro camino y tampoco aquí hay atajos.”2 así concluye una reciente nota Edgardo Carvalho.

¿En qué países funcionan bien “las instituciones del estado de derecho como base de una sociedad democrática”? ¿Dónde puedo ver en funcionamiento un sistema para garantizar las libertades públicas y el respeto a los derechos humanos?¿Dónde y con qué base han podido hacerse realidad las sociedades más libres, más igualitarias y más prósperas del planeta?

Vamos a dejar claro que Edgardo Carvalho es un hombre de izquierdas, que tiene -hasta donde conozco- una trayectoria notable.

Pero como dijo Marx: “La humanidad, partiendo de la nada y a base de esfuerzo, ha llegado a alcanzar las cotas más altas de miseria”3

1https://findesemana.ladiaria.com.uy/articulo/2018/4/en-defensa-del-impuesto-a-las-herencias/

2EL JUEZ MORO Y LA HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA. Edgardo Carvalho/UYPRESS/09.04.2018

3Groucho, claro.